Un infarto es una emergencia médica. Y el mejor tratamiento es acceder a una angioplastia coronaria para destapar la arteria que lo produjo. Quienes tienen más chances de sobrevivir son aquellas personas a las que esta intervención se les practica en las primeras horas posteriores a la aparición de los síntomas. Lamentablemente no todos llegan a tiempo. A veces porque no reconocen claramente las señales de alerta y el paciente demora la consulta, pero también por falta de ambulancias que hagan el traslado en forma rápida o porque no se accede al centro médico que puede realizar un cateterismo de urgencia. Por eso, la Sociedad de Cardiología de Rosario (SCR) se propuso como objetivo fomentar la creación de una red de asistencia entre el sector público y privado de la salud para que toda persona que tiene un infarto consiga el medio de transporte adecuado en el menor tiempo posible, y acceda, tenga obra social o no, a un centro de salud en el que puedan realizarse esta intervención.
La iniciativa será formalmente presentada y puesta a debate esta semana durante el Simposio Internacional de Infarto que la SCR organizó para el 21 y 22 de agosto.
“Sigue muriéndose gente que podría salvarse con un tratamiento de reperfusión, el procedimiento en el cual se abren las arterias bloqueadas para restablecer el flujo sanguíneo”, dijo, contundente, el médico Claudio Cigalini, presidente de la SCR, quien comentó a Más que la entidad busca el compromiso del Estado para crear un sistema de manejo prehospitalario que permita, dentro de las primeras horas de la aparición de los síntomas, que exista una red de traslado destinada a “disminuir las demoras en el inicio de los tratamientos y así incrementar el porcentaje de pacientes que acceden a estas intervenciones que pueden salvarles la vida”.
En la Argentina, un tercio de todas las muertes se producen por enfermedades cardiovasculares. Entre ellas el infarto agudo de miocardio es la más frecuente. “Las personas con más riesgo de sufrir un infarto son los adultos mayores de 40 años con uno o más factores de riesgo”, agregó Cigalini. Antecedentes de enfermedad coronaria en la familia, tabaquismo, colesterol elevado, hipertensión, diabetes, obesidad, sedentarismo y altos niveles de estrés son causas de infarto. Cuantos más factores de riesgo se suman, más elevadas son las chances de enfermar del corazón y de tener un episodio súbito que merezca una atención de urgencia.
Toda persona debe saber que un dolor en el pecho que se prolonga por más de diez minutos puede ser síntoma de un infarto. “Mucho más si se irradia hacia los brazos, cuello, mandíbula, espalda y se acompaña de sudoración y náuseas”, puntualizó Cigalini. “En estos casos es importante que se haga una evaluación médica lo más rápido posible que incluya un electrocardiograma. En el caso de que haya certeza, o incluso cuando persiste alguna duda sobre si se trata de un infarto, la mejor opción es recurrir a una angioplastia coronaria. Si esto se realiza en las primeras horas después de que apareció el dolor en el pecho las posibilidades de recuperación son mayores”, mencionó el profesional.
Cigalini remarcó que por cada hora que pasa después de iniciado el infarto aumentan el 2% las chances de muerte, por lo tanto, “ante un dolor sugestivo hay que llamar a la emergencia médica de inmediato, y lograr que esa persona reciba la atención que necesita”.
Inconvenientes
En Rosario y alrededores, como sucede en casi todo el país, esa posibilidad no está disponible para todos. En el sector público existe el Sistema Integrado de Emergencia Sanitaria (Sies), que brinda asistencia en las urgencias médicas pero no siempre puede llegar a los lugares donde se lo necesita, ya sea por que hay una alta demanda, porque hay zonas de difícil acceso, porque el paciente se encuentra alejado de un centro urbano y hasta porque hay cientos de llamados diarios que son falsos y hacen perder oportunidades reales a quienes realmente lo precisan. Incluso, en los casos donde la persona tiene cobertura médica privada, por ejemplo, no siempre las ambulancias están disponibles, una situación que se complejiza si el paciente vive en un pueblo.
A nivel público existe una sola institución habilitada que cuenta con el equipamiento médico y tecnológico para realizar una angioplastia de urgencia y es el Hospital Centenario, explicó Cigalini. Como todo centro médico, según el momento del año, puede estar sobrepasado de pacientes.
“Aun cuando la persona tiene obra social no siempre se llega en forma rápida a la atención especializada. A veces la clínica o sanatorio en el que ese paciente tiene cobertura está saturado”, señaló el médico, demostrando la complejidad del problema. Por ello debe existir un sistema casi automático que derive al paciente con infarto a la institución más cercana con cama disponible y que tenga infraestructura para ofrecer una angioplastia de urgencia.
En otros países, y también en ciudades como Córdoba, ya tienen implementados planes de respuesta inmediata para estos casos. “Existen ejemplos de sistemas organizados o redes de transporte de ambulancias destinadas al traslado rápido de personas con un infarto hacia centros que tengan capacidad para realizar una angioplastia coronaria de urgencia. Con un acuerdo entre las partes, y fijando un arancel mínimo a cargo del Estado, cualquier paciente de cualquier zona, tenga o no obra social, debería poder acceder a una institución privada que pueda realizar esta técnica. El sistema detecta el centro más cercano que tiene disponibilidad para atender al paciente. Creemos que el Estado debe garantizarlo porque se están perdiendo vidas y eso es inaceptable”, remarcó el especialista.
“El 90% de los cardiólogos de Rosario forma parte de la sociedad de cardiología y allí vemos que esta preocupación es constante; en este tema hay un consenso enorme y una decisión de involucramos en proyectos hacia la comunidad”, agregó.
Hay una meta nacional, impulsada por la Sociedad Argentina de Cardiología y la Federación Argentina de Cardiología con el soporte del Ministerio de Salud de la Nación, que es disminuir la mortalidad por infarto. Y ya comenzaron por un Registro Nacional. “Nosotros queremos sumarnos para llegar a esa meta a nivel local y regional”, enfatizó.
“Se avanzó mucho en los últimos años en todo lo relacionado con el infarto. Mejoramos en prevención, tratamientos, rehabilitación, y hay que destacar que Rosario desde el punto de vista tecnológico y científico está en niveles muy altos pero todavía detectamos muertes que se pueden evitar y tenemos que hacer algo en forma conjunta con el Estado”, manifestó Cigalini.
El presidente de la SCR mencionó que también quieren establecer un registro común que permita evaluar qué cantidad de pacientes sufren infartos, y el perfil de esas personas (nivel sociocultural, si tienen obra social o no, el tiempo de demora en llegar al centro de salud). “Las distintas clínicas y hospitales tienen estos datos y a veces se comparten, pero no existe un registro bien organizado. Incluso estamos dejando afuera del registro a todas las personas que se mueren porque no lograron acceder a una atención médica o que fallecieron en el camino. La muerte súbita es frecuente y sucede antes de llegar al hospital. Tenemos que lograr recabar esa información, que es muy valiosa para diseñar campañas, para potenciar lo que se hace bien y cambiar lo que no está funcionando”, señaló Cigalini.
Las autoridades de Salud de la provincia de Santa Fe y la Municipalidad de Rosario participarán en una de las mesas del simposio junto a especialistas extranjeros y de la SCR. Se espera que establezcan los primeros puntos de acuerdo para avanzar en este plan.