En Argentina se invierte mucho y mal en educación. Sin ser un pedagogo ni licenciado en educación, me permito expresar que el gran debate de fondo es de carácter filosófico-político-docente y es sobre si la educación debe ser pública o privada. En todos los países del mundo desarrollado que exhiben el mayor nivel en materia educativa como Alemania, Finlandia y Francia, por citar algunos ejemplos, la educación es pública. Los estados consideran que la educación es un tema crucial para el desarrollo en todo en lo que respecta al ser humano y no puede ser librado a los vaivenes del mercado. En nuestro país, la ley 1.420 de Educación común, laica, gratuita y obligatoria, hizo que Argentina fuese uno de los países más adelantados en la región en educación con la menor tasa de analfabetismo. La Iglesia Católica nunca pudo aceptar esa norma (me refiero a la cúpula episcopal que detenta el poder clerical, y no a la feligresía) y siempre intentó imponer la enseñanza religiosa en los colegios. En 1958, durante la presidencia de Arturo Frondizi la Argentina se dividió entre los que impulsaban la educación laica y los que apoyaban la educación libre (eufemismo de religiosa). En la década de los '90, con el presidente Carlos Menen, gestor de un neoliberalismo salvaje, se derrumba la escuela pública instalándose el concepto de la educación como un bien de mercado más que un derecho, llevando a la misma la condición bien comercial transable en desmedro de la responsabilidad del Estado. Y así llegamos al estado actual de la escuela pública que, a pesar de haber transcurrido casi 34 años de democracia, continúa con todas las falencias conocidas: atraso en los salarios, problemas edilicios crónicos, planes de estudio controversiales teniendo en cuenta los resultados obtenidos en las evaluaciones, entre otros, igualitaria, laica, común, obligatoria en todos los niveles y gratuita.
Qué hacemos con las mesas en las veredas
Cuando hablamos de lugares en donde se sirven comidas creo que todos sabemos que detrás de ellos hay un Instituto del Alimento que ejerce un buen control sobre las condiciones en que se cocina y se sirve en el salón o trabajan los vendedores ambulantes. Pero hay un lugar en el que nadie repara y es cuando se sirve la comida en una mesa en la vereda (y con las actuales veredas ensanchadas se está incentivando desde la propia Municipalidad). Hay mesas servidas al costado de una calle en proceso de repavimentación con todo el revuelo de tierra. También se colocan mesas pegadas a la calle para que los peatones puedan transitar cerca de la pared, pero cada vehículo levanta una nube de tierra cuando no fumiga al comensal con monóxido de carbono. Destaco también que hay un vendedor ambulante de chipá que tiene la mercadería cubierta por un nylon transparente. Y esto no sólo ocurre en el centro sino también en cada avenida de los barrios. Esto se podría resolver con una lámina de vidrio o plástico que separe de la calle (y sirva de protección para los arrebatadores en moto) o, con un costo mayor, con una cortina de aire como la que se coloca en las puertas de los locales para que no "escape" el aire acondicionado.
Claudio E. Gershanik
DNI 10.866.756
Aclaración sobre una triste imagen
En tiempos donde intenta imponerse un discurso de deslegitimación de la escuela pública, considero de suma importancia aportar desde estas líneas elementos de análisis que permitan otorgar otros sentidos a la imagen de la Escuela Nº 88 "Juana Manso", aparecida el día sábado 25, en la página 22 de este diario (Whatsapps). A modo de recordatorio, y para quienes no tuvieron oportunidad de visualizarla, en la citada imagen podía apreciarse la inconfundible fachada con su puerta de hierro forjado con forma de arco de medio punto como fondo y, en un primer plano, un volquete del que emergían distintos y desarreglados elementos entre los que podían interpretarse como banderas de reducido tamaño ¿argentinas?, detalle que la monocromía de la publicación no permite distinguir, acompañada del epígrafe que transcribo textualmente: "Escuela Nº 88 Juana Manso. Banderas que engalanaron en numerosos actos, tienen un triste final. ¿No será este un presagio de lo que puede pasar si los argentinos no nos unimos y trabajamos juntos por el bien común y el futuro de nuestra patria?" Difícilmente puedan desprenderse otros sentimientos que desazón y tristeza cuando la observación es orientada hacia el símbolo máximo de nuestra argentinidad que resulta merecedor de tal destino –un contenedor de basura– máxime si semejante descarte lo proporciona una escuela pública. Retomo e intento entonces acercar esos otros elementos que posibiliten atribuir a la imagen nuevos y muy diferentes sentidos: esta institución educativa, que se encamina a cumplir un siglo de existencia y lleva por nombre el de aquella destacada pedagoga, escritora, poeta, periodista, defensora de los derechos de la mujer y opositora a las formas de racismo y discriminación de su tiempo, ha venido honrando ese mandato democratizador de remediar la desigualdad, asegurando el acceso a conocimientos socialmente válidos y llevando adelante un proyecto educativo de calidad de los que dan cuenta no sólo los casi 500 niños que pueblan sus aulas, sino también la expansión de su matrícula, tal como viene observándose en estos últimos años. En ese tránsito de continuar afianzando y profundizando estos logros se inscribe el desafío de incorporar nuevos espacios, recuperándolos y adecuándolos a los ya existentes. Para ello, la institución proyecta transformar lo que en el edificio original estuvieron destinadas a funcionar como casas habitación –una, del director y otra, del portero– en áreas donde los lenguajes artísticos ocupen lugar destacado y tengan oportunidad de desarrollarse en diálogo. Esos espacios, que se extienden a lo largo de todo el frente de la planta alta, han permanecido deshabitados en los últimos años y han venido en auxilio durante ese tiempo para depositar en ellos escenografías y materiales diversos, los que fueron reciclados en todas las oportunidades que resultó posible y a los que el inexorable paso del tiempo tornó en desuso. Elementos que, para la concreción del proyecto descripto, fueron evaluados y clasificados por docentes y asistentes escolares y supervisados por el equipo directivo, determinando el descarte de los que presentaban un grado de deterioro elevado.
Alicia B. Lamy
Directora
Escuela Nº 88 "Juana Manso"
¿Donde están los argentinos? (II)
Quisiera decirle a este buen señor que escribe desde Buenos Aires, que los argentinos están en Argentina, y muchos sin trabajo porque los comerciantes prefieren emplear gente que viene del exterior, generalmente con documentación que no está en regla y que les permite tomarlos en negro. Quisiera saber la legalidad de esos contratos de trabajo y si el peruano o los albañiles le dieron la correspondiente factura. Pero claro, eso abarata los costos pero deja sin laburo a nuestros trabajadores.
Esteban Giannuzzi
N. de la R: La carta a la que hace referencia el autor fue publicada ayer, y en la misma un lector radicado en Martínez comentaba que le llamaba la atención la cantidad de extranjeros (peruanos, bolivianos, paraguayos, dominicanos) trabajando en distintos lugares y comercios de Buenos Aires, mientras que los argentinos –según su visión– viven de beneficios sociales sin trabajar.
Las grietas en la Argentina
Son las heridas no cicatrizadas de cada ser humano, las que te impulsan a faltar el respeto o a pronunciar una mentira. Grietas en Argentina. La separación no se produce porque dos ideas diferentes cotejan fuerzas en las mentes o en las mesas. Si dos argentinos se ignoran para no mirarse a los ojos es por una cuestión interior. Es desde el corazón donde aceptamos integrar o desterrar. Amar intensamente a pesar de las diferencias o ignorar al opositor como si fuese una piedra. Grietas en Argentina. No es una gran fisura nacional. Lo que ocurre en Argentina es que a veces el fanatismo anula la capacidad de pensar. La diferencia y los matices sobreabundan en la naturaleza de Dios. Cuando un pueblo se divide es porque está en condiciones de hacerlo. Porque no tiene capacidad de comprender que la unión no es amontonar gente dócil y silenciosa. No es limar la valiosa diferencia que hace que cada persona sea preciosa. Las grietas del terreno por donde se descuelga el río, no es mala cuando sabemos que su humedad va por la pampa haciendo germinar el trigo. Si hay fisura, desentendimiento por partes de pobladores, es porque se vive sin valores.
Miguel Faes
DNI 20.052.796
La Bandera de la Paz
El 23 de febrero pasado en un emotivo acto se hizo entrega de una replica de la "Bandera de la Paz" para ser exhibida en The Falkland Islands Museum & National Trust; en esa ocasión fue recibida por su manager, Andrea Barow. La bandera fue creada por el filósofo pensador ruso Nicolás Roerich, como un símbolo de unidad e integración entre diversas culturas, rescatando los logros del pasado y trabajando en la construcción positiva y comprometida del futuro. La misma muestra un diseño muy peculiar mostrando a tres esferas rodeadas por un círculo en color magenta sobre un fondo blanco. Simboliza un profundo entendimiento de la naturaleza que trina de la existencia de la misma; y para los propósitos de esta bandera describió el círculo que envuelve las esferas como la totalidad de la cultura, conteniendo las mismas la representación de la espiritualidad, el arte y la ciencia como aspectos de la una cultura universal. También se la describió como las realizaciones de la humanidad en el pasado, presente y futuro. Dentro del círculo de la eternidad, ambas interpretaciones representan una síntesis de la vida en su verdadero principio rector del hombre.
Carlos Alberto Farías
DNI 6.062.606