La polémica que detonó la sesión autoconvocada por la oposición potenció ayer su voltaje. Los ediles disidentes, tal vez acicateados por la creciente posibilidad de que la observación final de la Municipalidad desemboque en un rechazo por las desprolijidades técnicas en las que habrían incurrido, volvieron a ir por las cabezas de los secretarios Parlamentario y Administrativo, que nueve días atrás se retiraron del recinto antes del inicio de la extraordinaria por considerar que, para el tratamiento de los expedientes, se requería de una mayoría especial.
El despacho ya está en poder de la Subsecretaría Legal y Técnica municipal. Además de la detectada falta de las firmas de al menos uno de los dos funcionarios ausentes, requisito clave para la validez del mensaje (según el reglamento interno), contiene otros déficit técnicos que lo hacen zozobrar.
De hecho, el oficialismo especuló con un dictamen de Asuntos Jurídicos tan contundente que permitiría eludir el veto.
Pero la falta de diálogo democrático se profundizó. "La oposición actúa inmersa en microclimas, sus referentes se dan manija y terminan cometiendo gruesos errores. No dudaremos en vetar si continúan haciendo locuras, más allá de que es una herramienta que no abona la relación Ejecutivo-Legislativo", deslizaron en el Palacio de los Leones. Para peor, el segundo intento de desplazamiento de los secretarios puso en alerta tanto al personal político como administrativo del cuerpo, incluso del municipio.
Mucha epidermis lesionada, pocas respuestas para ciudadanos que siguen en espera y un escenario electoral que promete nuevos actos con el cuchillo entre los dientes.