Los episodios de las últimas horas en la Legislatura provincial y en el Concejo Municipal rosarino constituyeron el preanuncio, el vermut, de un 2012 sin mayorías consolidadas, donde todo deberá ser resuelto en largas mesas de negociaciones y conciliábulos. Nadie tiene cheques en blanco en la política santafesina.
Tras un soporífero derrotero de conciliábulos, roscas de toda laya y operaciones políticas, el colectivo alineado con Agustín Rossi, Alberto Maguid y Oscar Cachi Martínez mantuvo incólume de principio a fin las 16 voluntades que, al fin, le permitieron imponer al rosarino Luis Rubeo al frente de la presidencia de la Cámara de Diputados, al menos hasta mayo, mes en el que habrá una nueva votación para confirmar o replantear lo votado el viernes a media tarde.
Observando el antes, el durante y el después del culebrón por la poltrona de la Cámara baja, cobran mayor entidad las afirmaciones que le hizo a LaCapital el sábado pasado un dirigente de la primera línea del kirchnerismo santafesino respecto a la supuesta preferencia de la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, con la candidatura de María Eugenia Bielsa, con foto incluida. "Los que estamos en política sabemos que el kirchnerismo no es un movimiento que exprese sutilmente su deseo, su voluntad. La presidenta no se maneja por señales, cuando quiere algo lo ordena o lo manda a decir", señaló entonces el informante. Y así fue.
Después de la foto. Al margen de la catarata de rumores, información falaz y ditirambos sobre llamados desde la Casa Rosada para aupar a la ex vicegobernadora en lugar de Rubeo, la postal final indicó que poco o casi nada de eso sucedió, más allá de la preocupación que en algún momento pasó por los operadores políticos nacionales en relación a que el justicialismo pierda la presidencia del cuerpo.
Al margen de la interminable saga de reuniones entre cuatro paredes que muy poco entusiasman y entusiasmaron a los santafesinos sin ninguna influencia en las mismas, debe decirse que el escenario potencial que apareció tras los comicios del 24 de julio sobre el peligro para la gobernabilidad del Frente Progresista que acarrearía el triunfo legislativo del peronismo luce hoy sin demasiados riesgos. La interna clavó su astilla adentro mismo del Partido Justicialista, al margen de que los resultados de las internas y las generales hacían prever un rápido cambio de fisonomías en la cúspide partidaria.
Buscando líderes. Sin Carlos Reutemann ni Jorge Obeid haciendo pesar sus influencias (que han quedado congeladas en el tiempo) el peronismo provincial empieza a debatir el futuro inmediato sin liderazgos claros. Los poroteos en torno a la presidencia de Diputados dejaron selladas en lo inmediato alianzas que, sin embargo, mucho tendrán por recorrer para convertirse en imperecederas. El rossismo debió entregar al siempre poderoso Alberto Maguid (titular de UPCN) la secretaría Administrativa de la Cámara y a Oscar Cachi Martínez la repartición parlamentaria. El frente político que asomó por estos días deberá consolidarse en los meses por venir.
Bielsa jugó su partido a lo Bielsa: la concejala no se detuvo en negociaciones ni bajó su postulación para airear un poco más la victoria cuasi pírrica de Rubeo. Se dedicó a mostrarse como víctima de una maniobra destinada a no respetar la voluntad popular y, en este trance, a seguir logrando masa crítica desde la misma sociedad que la erigió como la más votada de todos los postulantes a cargos electivos en la provincia. Pilotearon su candidatura los obeidistas y los legisladores anclados en el puerto de Omar Perotti. En el camino, Bielsa perdió a siete legisladores que ingresaron por su lista: los del sector de Maguid y de Martínez.
El mar picado del peronismo dejó la escena a merced de algún buen pescador. Pese a que no pocos diputados de Unión-PRO se mostraban predispuestos a sostener una nueva presidencia del socialista Eduardo Di Pollina o del radical Darío Boscarol, desde el gobierno provincial en ningún momento decidieron negociar esa chance. Esto es leído con diferentes matices. Para algunos legisladores del partido de Mauricio Macri, el gobierno de Hermes Binner prefirió "mantener acuerdos" con Rossi, Maguid y Martínez; desde el socialismo, en cambio, sostienen que "hubiera sido una locura" quitar al peronismo la presidencia de la Cámara.
Mirá quién vino. Uno de los datos de color la jornada de rosca en Santa Fe fue la aparición sorpresiva de Miguel Del Sel para evitar que algún diputado de su sector se escurriera hacia las redes peronistas o frenteprogresistas. En ese vector habrá también dos bloques, en uno estarán los peronistas Alejandra Vucasovich, Norberto Nicotra y Miriam Cinalli, y en el restante se abroquelarán Raúl Fernández, Germán Mastrocola, Federico Angelini y Demetrio Alvarez. Para evitar dispersiones formarán un interbloque conducido por el rosarino Nicotra.
Mayoría lábil. La labilidad de las mayorías acentuará poco a poco la necesidad de consensuar, cuestión que pondrá a prueba la cintura política de quienes fueron puestos hoy en lugares de conducción, algo que por estas horas repiquetea en el Concejo Municipal rosarino. El Palacio Vasallo afronta el desafío de privilegiar acuerdos por sobre las diferencias internas que se dejaron ver hasta en el propio socialismo, la gran novedad, teniendo en cuenta que la poca empatía entre los propios radicales y justicialistas rosarinos viene desde lejos.
La inmensa mayoría de la sociedad santafesina, ajena a unos y otros, observa las peleas forzadas, los cruces mediáticos y las sesiones extenuantes en la previa del 2012 como quien escucha una música lejana, sin ninguna tonalidad, al menos hasta después del 10 de diciembre.