La "historia chica" de Argentina guarda memoria de numerosos personajes de los que algunas personas no tienen conocimiento. Por ejemplo, Ernesto Esquer Zelaya fue un estanciero correntino nacido en 1904; dueño de la estancia Santa Tecla, ubicada entre Ituzaingó y Posadas a orillas del Paraná, frente a la isla Talavera que desapareció inundada por el lago de la represa binacional Yacyretá. En sus orígenes la estancia Santa Tecla perteneció a los jesuitas. Zelaya tuvo la rudeza y el coraje del gaucho, y la capacidad de un intelectual; por lo que llegó a editar el periódico "Vincha" desde su propia estancia; a escribir en el diario La Nación, a ser agregado cultural en la Embajada Argentina en Asunción, y a publicar varios libros. También fue comisario en Concordia. En su estancia contrataba maestras para enseñar a los chicos de los peones, y se preocupó en instalar un botiquín que disponía de remedios elementales y hasta de penicilina; el escaso y costoso antibiótico que había sido descubierto recientemente (en 1928) por el bacteriólogo británico Alexander Fleming, y que faltaba en algunas poblaciones de la provincia. Un camión estaba siempre dispuesto para trasladar a los enfermos del establecimiento rural. Como puede leerse en el sitio Taringa.net, la estancia disponía de un reglamento interno que había que cumplir estrictamente para no sufrir penas y hasta expulsiones. Según ese reglamento se prohibía tener amoríos con mujeres ajenas, y en los bailes no se podía proferir gritos provocativos, embriagarse, tirar tiros ni faltar el respeto. Esos bailes no estaban autorizados en ausencia del propietario de la estancia. A la costa de la misma sólo le estaba permitido arribar en canoas, a personal propio o a gente conocida. Zelaya contaba con un grupo armado que respondía incondicionalmente "al patrón" en los entreveros de esos tiempos. Ernesto Zelaya fue un bravo caudillo apodado "gato moro", que abrazó la divisa azul de su partido liberal, hasta morir a la temprana edad de 47 años en 1951; siendo sepultado en su entrañable Santa Tecla (hoy museo) y más tarde en la ciudad capital. En los convulsionados días de la política correntina, mantuvo enfrentamientos armados con sus rivales, los "colorados" del partido autonomista. Mientras que para Ernesto Esquer Zelaya, el famoso "Gato Moro", los colores azul y rojo significaron el símbolo de una rivalidad partidaria; para el autor y compositor correntino Osvaldo Sosa Cordero, representó el emblema de un amor vivido allá, en el pueblo de Ituzaingó. Es probable que Sosa Cordero haya compuesto su canción "Poncho celeste, vincha punzó", inspirado en el libro de igual nombre que escribió Ernesto Zelaya.
Logros de progresismo citadino
En la década del 60 John F. Kennedy, por entonces presidente de EEUU, acuñó una frase, "ayudemos a nuestros pobres para no tener mañana que proteger a nuestros ricos". Pocos deben recordar esta frase. Esta frase fue generada en conjunto con la creación de los llamados Cuerpos de Paz. Una de las funciones de este organismo de voluntarios estribaba en la concientización de los sectores más pobres con respecto al crecimiento descontrolado de la población, o simplemente controlar la natalidad. Desde la Iglesia y los sectores de izquierda (estos últimos en un contrasentido con la política implementada por Mao en China) atacaron este emprendimiento, denunciándolo como un ataque imperialista sobre la población mundial. Hoy en día, aquella visión de hace 60 años tiene a la vista los resultados generados por aquella oposición. Observando la actualidad nos queda una pregunta: ¿sabían lo que hacían? Yo creo que sí. El contar con una inmensa masa de población marginal y concentrada en los centros urbanos es el basamento del progresismo citadino, que es el heredero de aquellos miembros de la izquierda que con claridad se identificaban con la Unión Soviética, con China y para los autóctonos con Cuba. Hoy en día, Rusia y China son capitalistas e imperialistas, y Cuba es una nostalgia perdida en el tiempo. Pero el daño producido a la sociedad está vigente y en su máxima expresión. ¿Por qué? ¡Porque no hay vuelta atrás! Y porque la única salida va a ser traumática y producida por esos sectores marginales que tan esmeradamente produjo para beneficio propio el progresismo citadino.
Julio R. Sánchez
La nueva generación de rosarinos
El gobernador Miguel Lifschitz dijo el día que inauguró la nueva maternidad del Hospital Roque Sáenz Peña que es la más moderna de la ciudad y el país, no sólo por el equipamiento, los profesionales y la tecnología sino por el enfoque: un nuevo paradigma, con una mirada humana sobre el parto, sobre las mujeres y sobre los niños. Me imagino lo contentos que estarán en las otras maternidades públicas, enfermeros y médicos. ¿Será que su equipamiento y tecnología son viejas, que los profesionales no modernizaron su preparación? ¿Será que la mirada anterior sobre el parto, las mujeres y los niños era distinta, que no se respetaba a las parturientas, que no se tenía en cuenta su problemática? La intendenta Mónica Fein definió al espacio como una acción igualadora. "Hoy en Rosario se nace de otra manera", dijo. Si la intención es evitar factores invasivos, el suministro de medicación innecesaria y la información sobre las intervenciones médicas que se van practicando, se puede suponer que todo esto se realiza en las otras maternidades provinciales y municipales, menos en el Roque Sáenz Peña. Hasta esta inauguración, las otras maternidades eran orgullo de nuestra intendenta y sus miradas no eran cuestionadas. Pensaba que los equipos de salud de las otras maternidades públicas seguramente han intentado siempre dar lo mejor de sí, aun con viejas técnicas, ideas o recursos. Estoy seguro que las generaciones de rosarinas que se atendieron en ellas se sintieron respetadas y protegidas. Yo no enfrentaría lo nuevo con lo viejo, tomaría lo mejor de cada uno y le daría un enfoque actualizado, realista e integrador. Seguramente las beneficiadas serán las nuevas generaciones de embarazadas. Material humano tiene, señora intendenta.
David Angel Merlo
Personajes de otros tiempos
Los legisladores, tanto nacionales como provinciales, tienen privilegios que el resto de la sociedad no posee. En las diversas actividades laborales, para lograr actualizar haberes, deben entablarse negociaciones paritarias. Los legisladores se actualizan sus ingresos sin recurrir a paritarias. Toda persona que comete actos fuera de la ley, si es procesada, enjuiciada y condenada, no tiene forma de eludirlo. Los legisladores gozan del privilegio oprobioso de los fueros para eludir la acción de la Justicia, estableciéndose de este modo un derecho absurdo, ya que el condenado tiene la opción de eludir la condena. Un ejemplo de ello es Menem. y con un agregado más: toda persona que trabaja debe cumplir sus labores con consecuencias de hasta pérdida del empleo si no lo hace o lo hace mal; además si falta a sus labores, soportará descuentos en sus haberes. Los legisladores faltan y trabajan cuando se les da la gana y cobran como si hubiesen trabajado. Y pensar que todo esto dicen hacerlo para "defender" los intereses de la sociedad.
Emilio Zuccalá