Pablo Trapero trazó lazos entre la arquitectura y el mundo del cine
El reconocido director fue la figura de cierre ayer en la Bienal. "Hay muchas cosas en común", destacó el autor de Leonera, El Bonaerense, Carancho y Elefante Blanco, entre otros títulos.
16 de octubre 2014 · 01:00hs
La Bienal abrió anoche la puerta a otra disciplina. Le propuso a Pablo Trapero encontrar lazos comunes, conceptos similares, situaciones de encuentro entre la arquitectura y el mundo del cine. Y el reconocido director argentino se animó a una búsqueda entre dos universos distintos y encontró algunos puntos de interés, que expuso ante una multitud en el galpón 17. "Tienen muchas cosas en común. El primer contacto que encuentro son este tipo de Bienales, que sirven para aprender del intercambio de ideas", contó Trapero, ante un público mayormente joven.
El autor de Leonera, El Bonaerense, Carancho y Elefante Blanco, entre otros títulos, contó que cuando terminó la secundaria su primera decisión fue estudiar arquitectura. Pero como en la UBA se desarrollaba el Ciclo Básico Común, sólo compartió materias con chicos que luego siguieron la carrera. El, sin embargo, conoció amigos que estudiaban Imágen y Sonido, y se inclinó hacia ese rumbo. Más tarde estudió cine, comenzó clases de teatro y así comenzó su laureada trayectoria como director de películas.
Poniendo el foco en las posibles relaciones, Trapero contó que "como cuestión inicial, el director de cine busca qué historia contar, y algo parecido me imagino que sucede con el arranque de un proyecto de arquitectura", deslizó.
A su vez, planteó qué es ser director de cine. "Alguien que cuenta una historia, pero algo más que eso", aseveró.
Comentó que en el cine "existe el mundo teórico y el que se dedica a la realización de películas. Y no parece haber muchos contactos entre ellos".
Mientras repasaba algunos conceptos que se anotó en su celular, Trapero hizo hincapié en el valor del guión, que en el cine permite pasar de la idea inicial y abstracta al mundo de la práctica. "El guión es una idea, un concepto. Y allí ya radica la clave del funcionamiento del trabajo. Si será un éxito o no. Es fundamental ese punto de partida", remarcó. Y abundó: "En el cine hay un proceso largo, en el que hay que tomar muchas decisiones, con complicaciones hasta la realización de la película. Que a veces aleja el romanticismo de la idea inicial. Hay que hacer que el exceso de conocimiento del objeto, no atente y destruya la idea".
En relación a las pretensiones sobre el producto final, Trapero fue claro. "En realidad las historias son todas parecidas. Sólo se diferencian por las formas en que son contadas", subrayó.
Antes de cerrar su exposición pasó tres cortos suyos, cuyas imágenes giraban alrededor de tres palabras como disparadores: Mar, Tierra y Cielo. Y luego exhibió un video de las pruebas de imágenes en el sitio de locación de la película Elefante Blanco.
Para cerrar, el reconocido director trazó un paralelo: "en cine y arquitectura hay que aprender de la vida de los otros para armar un buen proyecto".