No pude evitar que la emoción me atropelle en la noche del Anfiteatro, cuando escuché "Post Crucificción" o "Escalera al cielo" tocados por El Angulo. Fue como volver al pasado, pero después me di cuenta de otra cosa. Porque también disfruté con Certamente y su pop refinado de los 80. Y esa furia de Mortadela Rancia mezclada con el gusto hacia la canción, que fue un reflejo de esos 90. Rock con los dientes apretados para resistir los embates del menemismo. Y más tarde, cuando la monada se puso a bailar con La Smowing se cerró el círculo. El desparpajo de Diego Casanova y ese frenesí por el swing, el rockabilly y el ska estaba en escena porque alguna vez existió un rock que rompió los esquemas. La fusión de Rosario Smowing no hubiese existido sin ese quiebre de El Angulo, el glamour de Certamente y sin la polenta de Mortadela. Por eso el hippie de las lanas canosas bailó junto a la chica punk y al rolinga tatuado. Hacía falta volver para mirar al futuro.