"Mucho tienen que ver los docentes para que la matemática sea un cuco para los
chicos". La afirmación es de la profesora Liliana Cattaneo, una reconocida educadora que
naturalmente se asocia con la matemática y su enseñanza. Asegura que el desafío es enseñar tal
"como piensa el ser humano " y que para eso es necesario mirar de nuevo qué se hace en la
escuela.
Cattaneo es la actual directora del Instituto Politécnico (UNR), además de
docente universitaria y de los profesorados. También es autora de numerosos libros, el último es
"Didáctica de la matemática" (ver aparte). Asegura que el gran desafío que se viene es ver "cómo se
plasma la revolución de enseñar matemática con las nuevas tecnologías".
Sola, sin que medie más que la inquietud por saber cuáles son los errores más
comunes en la enseñanza de la disciplina y por tanto en el aprendizaje de los chicos, Cattaneo
dice: "Estoy muy preocupada por capitalizar las dificultades que hay en el aprendizaje de la
matemática. Es decir, buscar formas y tomar medidas para vencer esos errores y falencias, esos
obstáculos que conocemos como docentes".
—Qué maestro no sabe que cuando los más chiquitos tienen que restar un
número entero a otro con decimales lo coloca debajo de los centésimos y no del entero. Si sabemos
que esas cosas pasan, desde la epistemología de la matemática tenemos que entender cuáles tendrían
que ser los algoritmos (operaciones lógicas), las formas razonadas, pensadas y justificadas que les
permitan construir al chico algoritmos que subsanen este error. Pasa que como docentes venimos de
un aprendizaje donde la matemática fue enseñada como axiomas ciertos que se transmitían de
generación en generación, donde no se preguntaba por qué se hace una operación de tal manera. Por
eso lo que pretendo en este libro, igual que en los anteriores, es que estas lógicas lleguen a los
alumnos, pero que el docente pueda conocer las razones de por qué llegar.
—¿Es decir que lo central es el razonamiento en este proceso?
—Sí, es el razonamiento. Ese es el objetivo de la matemática: crear un
sujeto capaz de pensar, razonar, justificar y argumentar. Quizás en otra época fue lograr un
calculista.
—Es común que los chicos resuelven problemas cotidianos con el manejo de dinero pero
que luego no lo puedan reflejar en un cuaderno de clase. ¿Es un problema de didáctica ese
distanciamiento?
—No sé si falla la didáctica o es que la ciencia en el conocimiento
matemático avanza a una velocidad que no es el mismo en que lo hace la forma de enseñar. Entonces
nos encontramos ante el desafío de que existen nuevos enfoques y competencias que se quieren
lograr, pero a veces los docentes carecemos del conocimiento que fundamenta esa competencia. Hoy la
memorización de una fórmula que daba un resultado determinado es sustituida por un proceso
constructivo que le permite al chicos resolver la misma cuestión sin necesidad de repetir.
—¿Esa es la lógica que se usa en las olimpíadas matemáticas? Los chicos suelen
diferenciarla de la escolar.
—Exacto, es la de que el alumno resuelva el problema por el camino que
quiera. Pero hay que saber que la escuela provee de las herramientas para resolver esos problemas.
El docente tendría que tener la habilidad suficiente para decir: "Para resolver este problema
necesitamos esta herramienta, bueno vamos a estudiarla". Es decir no aprenderla porque sí. Estudiar
"derivadas" para un alumno de ciencias económicas es importante en tanto que la aplica al problema
de marginalidad en temas económicos. Ahora hay que explicarle al alumno que la matemática es una
ciencia dinámica, en cambio permanente. A veces seguir la historia de la disciplina motiva a
adherir a la misma.
—¿También a no verla como el monstruo de los planes de estudio?
— "Si a mí me la hubieran enseñado así, me hubiera gustado". Es un dicho
muy repetido alrededor de la materia. Los docentes tendríamos que capitalizarlo y preguntarnos si
somos capaces de modificar las formas en que los conocimientos llegan a los chicos, porque los
chicos de hoy son otros.
—¿Entonces tienen mucho que ver los docentes para que sea un "cuco"?
—Sí, creo que tienen mucho que ver, solamente con la postura frente a la
materia. Es que la postura del docente exige otro tipo de razonamiento, no sé si más fácil o más
difícil. Son otros porque los objetos que estudia la matemática son ideales, creados por el hombre
en un proceso histórico, lo que exige una forma de rigurosidad superior a la de trabajar con
objetos concretos. Por otra parte, tenemos que preguntarnos por qué la escuela no enseña como en la
vida, por qué enseñamos con papel lo que la cabeza enseña de otra manera. En mi libro digo eso:
enseñemos como el ser humano piensa. Ocurre que los maestros se toman de lo que ya saben. Falta un
cambio de actitud para aprender de nuevo. Como dice Liliana Sanjurjo (educadora rosarina), "tenemos
que repensar el aula".
—¿Hay chicos que tienen un aprendizaje natural con la matemática?
—Hay chicos que tienen una predisposición y un gusto particular por la
materia. Yo soy un ejemplo de eso. Creo que me debe haber gustado desde el día que nací. Pero hay
algo importante para hacer: nosotros a los chicos del Politécnico les hemos logrado transmitir el
gusto por la forma de pensamiento de la matemática. Los educamos de tal manera que jamás van a
aceptar algo si no le decís por qué.