Mientras el gobierno pide a gritos el Fondo Bicentenario, los problemas económicos se potencian con una inflación que no detiene su marcha.
Mientras el gobierno pide a gritos el Fondo Bicentenario, los problemas económicos se potencian con una inflación que no detiene su marcha.
Por ejemplo, la inflación apunta al 30 por ciento anual, mientras que si se colocan los fondos a plazo fijo no se consigue más del 12 por ciento anual. Si se compran dólares —en el último año aumentó solo el 10 por ciento—, mientras que de cara a los próximos doce meses tendría que estar en cinco para que sea negocio. En este contexto parece que acopiar mercadería es mucho más negocio que cualquier otra cosa.
La Bolsa porteña navega en el ostracismo, con bajo volumen de negocios. En marzo aparece una legión de balances que cierran sus resultados a diciembre pasado y se podrían ver novedades importantes.
Desde el punto de vista macro las empresas tenderían a mostrar resultados ajustados, producto de que el impuesto a las ganancias no se ajusta por inflación y por ende paga por ganancias ficticias.
Sin embargo, hay empresas que están teniendo una mayor actividad, más volumen de negocios y esto podría transformarse en más utilidades. Un caso puntual es el de Tenaris, con mucha más actividad, podría mejorar fuertemente sus utilidades.
El mundo está cada día más complejo. Grecia no puede resolver sus problemas de endeudamiento y Europa difícilmente pueda ayudarla. Si el Banco Central Europeo le da dinero automáticamente estarán haciendo cola Irlanda, Portugal, España e Italia solicitando ayuda. Por el lado de la comunidad económica europea se sumarían rápidamente otra serie de países que harían el mismo reclamo.
En EEUU, la Reserva Federal comenzó a subir la tasa de descuento y acelera sacar los estímulos de la economía. Esto potencia la suba de la tasa de largo plazo y la revaluación del dólar en el mundo. Ambos acontecimientos atentan directamente sobre el precio de las materias primas y los países con alta deuda.
En este escenario, Argentina se ve en problemas: recibe dólares del exterior por la venta de soja, por lo que una caída en su cotización dejaría flacas a las arcas del gobierno y el campo no derramaría ganancias sobre las ciudades.
Por otro lado, la suba de tasas en el mundo complicaría a nuestro socio y vecino Brasil, cuya deuda externa equivale a 142 por ciento del PBI. Si Brasil se complica demandará menos autos y Argentina exportará menos vehículos, con lo cual se complica el ingreso de dólares del exterior.
Soja y autos no podrían dejar de abastecer los dólares necesarios para mejorar los ingresos fiscales, de lo contrario los déficit serían más elevados a los esperados.
A la hora de invertir
Invertir en plazo fijo no es buen negocio.
Comprar bonos del Estado es riesgoso, pero el Bonar V en dólares vence en marzo de 2011
y paga una renta del 11% anual. Es el único bono que vence antes de las elecciones presidenciales y
luce bastante pagable, porque su emisión es de 1.500 millones de dólares.
Comprar dólares es bueno, pero hay que tener paciencia. El gobierno pretende dejarlo en
torno de los valores actuales, pero es una irracionalidad y más tarde que temprano ajustará a la
suba. Por otro lado nunca falta un botón como Redrado que saca una lista para decir quienes
compraron. Comprar no es delito, pero hoy hacerlo es ponerte en boca de todos, por ello el mercado
informal crece cada vez más.
Para los que tienen negocio comprar mercadería es la mejor inversión. Stockearse parece
una salida económica interesante en un escenario de alta inflación.
Autos y casas están muy caros en dólares, sin embargo autos usados con dos años de
antigüedad y propiedades en lugares estratégicos siguen siendo atractivos.
Un nuevo rubro son los lotes, tienen menor precio que un departamento y una casa, y
tienen una demanda muy alta. Mirar los loteos en las afuera de rosario puede ser una opción.
Conclusión: No hay una receta única, la realidad invita a la diversificación.