“Demente, cineasta y docente por casualidad”. Así se define Fernando Foulques, quien junto a sus alumnos del nivel secundario de la Escuela Brigadier Estanislao López, un grupo del Colegio Nuestra Señora del Valle y otro importante de la Escuela Media Nº 3.007 de Fighiera, está filmando “Los tres mosqueteros”, un largometraje que no tiene aspiraciones al Oscar pero sí buscar un trabajo integrador entre la mayor cantidad de colegios posibles, tanto públicos como privados, donde el cine sea el factor que nuclée a los alumnos.
En diálogo con La Capital, Foulques, de 43 años, desparrama su pasión y cuenta parte de su historia y sus proyectos. Y hasta se anima, como asegura él, a “tirar” una primicia nacional (ver aparte). “Yo arranqué por casualidad en la educación. Un día fui a vender un curso de computación a una escuela de Puerto Gaboto, me confundieron con otra persona, un docente, y bueno... me quedé. Eso fue en 1995”, resume Foulques sus inicios.
Asegura que esa “casualidad” —una palabra que emplea mucho durante la charla— lo llevó a entusiasmarse con la educación y con lo que eran las nuevas tecnologías. “Me planteé cómo las escuelas no se estaban dando cuenta de esto. Te estoy hablando de 15 años atrás, cuando ni siquiera se hablaba de internet. Me metí muy de lleno con lo que tenía que ver con la producción, realización, capacitación e investigación en nuevas tecnologías en educación. También por casualidad, y por gusto, empiezo a dar realización audiovisual como estrategia didáctica. Y ahí comienzo a meterme en el cine. Planteo que los chicos hablan, piensan, construyen el conocimiento con imágenes. Entonces, ¿cómo no vamos a usar esto en la escuela? Empezamos acá en la Brigadier López. Y vine a hacer un reemplazo en tecnología. Pero la idea la tenía en la cabeza. Un día se presenta un concurso y había que producir un cortometraje. Entonces junté un montón de chicos y lo hice. Ese fue el puntapié inicial”, detalla.
“En la López las cosas empezaron a crecer —se explaya—. A raíz de un corto que hicimos junto a la Escuela de Cadetes de Policía que tenía que ver con prevención de adicciones, me invitaron a un festival en Florianópolis, Brasil. De pronto estaba presentando trabajos con los chicos, me relacioné con gente de Bolivia. Y yo tenía la metáfora de Frankenstein en mi cabeza desde toda la vida, esa cosa de decir desde la escuela que no podemos manipular la naturaleza a nuestro antojo”. Frankenstein vio la luz en 2010 y fue un éxito. Del proyecto participaron siete escuelas y más de 350 adolescentes.
Con la premisa de libertad y de que “los chicos hagan todo” —salvo obviamente la dirección, a cargo de Foulques—, el docente da su punto de vista sobre la participación de los adolescentes, que van de los 14 a los 17 años: “En las escuelas nos la pasamos diciendo que los adolescentes han de ser protagonistas de su proceso educativo y bla, bla. Y después les decimos ‘nene, hacé esto’”. ¿De qué protagonismo hablamos si no lo dejamos pensar nada? Después cuando tienen 17 o 18 y deben elegir facultad no saben qué hacer, si no tienen práctica de tomar decisiones desde nunca. Entonces la idea era un poco dar vuelta ese paradigma. Yo les doy confianza absoluta. Los chicos no se desubican, son más maduros que nosotros los adultos. Saben cuándo creés en ellos de verdad o te hacés el que creés. Cuando depositás confianza en serio, jamás te fallan. Si no fuese así, no podría haber digirido escenas donde había 350 adolescentes y soy el único adulto”.
Foulques no es profesor de ninguna materia pero dice que participa de todas. “Soy director de nuevas tecnologías, medios y expresión. Lo que hago puntualmente es generar un espacio, una estructura que convive con el día a día de la escuela, que no está en la currícula y está en todas las currículas al mismo tiempo. Siempre con la idea de ver cómo podemos generar acciones concretas que tienen que ver el integrar los medios de comunicación o las nuevas tecnologías a la cotidianeidad de la escuela”, destaca.
Consenso.Tras Frankestein, llegó el turno de “Los tres mosqueteros”. “Fue una decisión consensuada. Frankestein fue una idea mía pero lo que quedó como eje a trabajar es la decisión de tomar un clásico de la literatura universal y versionarlo a partir de una consigna. La consigna desde la cual se comenzó nuestra versión de la novela de Alejandro Dumas fue quién sería hoy la reina, es decir por quién debían luchar hoy los mosqueteros. Lo interesante en este caso fue que después de dos meses, los chicos vinieron a contarme el guión a mí. Algo que no pasó tan así con Frankestein. Los dejé solos totalmente. Siempre confío en que van a tener una buena idea y me terminan pasando por arriba”, cuenta entusiasmado.
La película —en la cual hay directamente implicados 150 adolescentes— es básicamente un largometraje de aventuras que transcurre en el presente en un pueblo imaginario. “Hay situaciones muy duras, pero está abordada de un modo muy divertido, sin frivolizar el contenido sobre el cual se está trabajando. El lugar de rodaje es Fighiera, porque nos quedaba cómodo, porque tiene unos muy bellos lugares para filmar y porque, obviamente, la escuela de allí se enganchó con la propuesta. Le hicimos un despiole bárbaro al pueblo y a la escuela. Y la comuna se portó de diez”, enumera el director. Del proyecto también participan estudiantes del primer año de la Escuela de Cine quienes colaboran en las cuestiones técnicas.
La idea es estrenar el largometraje el 2 de diciembre. “No sabemos aún dónde. Pero sí tengo en claro que esto no para. Los chicos no deben dejar de entusiasmarse y ser protagonistas en todo sentido”, remata Foulques.