Durante la campaña agrícola 2013/14 se sucedieron en el sur de Santa Fe fenómenos climatológicos extremos que afectaron con intensidad el rendimiento agropecuario del ciclo, tanto en la etapa de la producción, como durante la cosecha.
Durante la campaña agrícola 2013/14 se sucedieron en el sur de Santa Fe fenómenos climatológicos extremos que afectaron con intensidad el rendimiento agropecuario del ciclo, tanto en la etapa de la producción, como durante la cosecha.
Tras una primavera muy lluviosa, vino una intensa sequía con altísimas temperaturas hasta mediados de enero, y finalmente un extenso período de lluvias de variada intensidad y milimetraje que se mantuvieron hasta entrado el invierno.
"La condición climática produjo pérdidas departamentales (departamento Caseros) referidas a los rendimientos medios de 1990—2013 de entre 500 y 800 kilos por hectárea. Sin embargo, el impacto fue mayor donde se atrasó la cosecha o no pudo cosecharse, con pérdidas promedio de hasta 1500 kilos por hectárea", aseguró el ingeniero agrónomo Fernando Martínez, del Inta-Casilda, en su trabajo "Problemática de los excesos hídricos para la agricultura en el sur de Santa Fe".
Según el experto, existen entonces dos tipos de pérdidas: "de producción" la primera, y "de cosecha" la segunda, con el agregado que el sector productivo percibe las pérdidas de cosecha de forma sencilla y directa porque el producto del cultivo es visible; mientras que la percepción de las pérdidas de producción es relativa y difusa.
las pérdidas. "En la campaña 2013/14 y para el departamento Caseros estimaciones propias determinaron alrededor de 200.000 hectáreas afectadas con pérdidas de producción, y 70.000 hectáreas con pérdidas de cosecha", señaló.
Por las causas mencionadas, toda la Región Pampeana Norte (RPN) todavía soporta las consecuencias del período lluvioso del verano-otoño de 2014.
Áreas rurales y urbanas han sido afectadas por los excesos hídricos en distinto grado, según las características locales, en cuanto a su ubicación en las cuencas y la cercanía con vías naturales o artificiales de escurrimiento.
"Desde fines de enero de 2014 la baja radiación perjudicó a los cultivos por disminución de su tasa fotosintética y la humedad ambiental constante produjo una fuerte presión de enfermedades. Las lluvias fueron frecuentes y llegado el período de cosecha la falta de piso e incluso agua en superficie atrasaron la recolección; esta demora se tradujo en mayor pérdida de producción y desmejora en la calidad de los granos cosechados", afirmó Martínez en su investigación.
Alertó sobre el hecho de que al menos en la zona de estudio, la percepción de las externalidades y del deterioro del suelo "es incipiente", con el agravante de que "no lo perciben los mismos actores del sector".
A pesar de esto, reconoció que la problemática de los excesos hídricos comienza de a poco a tener entidad en el sector productivo regional y departamental.
"Es una oportunidad para instalar la consideración de la problemática ambiental en las comunidades y en el sector agrícola con especial referencia a suelos", mencionó el experto del Inta.
Nuevo contexto. A la hora de señalar los factores que explican el porqué de los excesos hídricos que padece la zona, Martínez comienza yendo al origen del problema: el régimen de lluvias.
En ese sentido, reseña que en Casilda, durante el período 1945/1964 el promedio de lluvia anual fue de 946 milímetros, mientras que entre 1980 y 2013 fue de 1062 mm, un incremento del 12 por ciento sobre el anterior período.
"La variación interanual es muy grande, y además se presentan períodos con lluvias menores y períodos con lluvias mayores a la media. Podría concluirse que no ha aumentado la lluvia que cae en Casilda".
Lo que si cambió en los últimos 20 años es la intensidad y el volumen de las grandes lluvias. "No ha cambiado la estacionalidad ni la frecuencia de las lluvias, incluyendo las grandes, sí en cambio se producen enormes variaciones anuales en la lluvia caída".
Para Martínez, en el caso particular del clima del sur de Santa Fe los cambios registrados "parecen ajustar con el desarrollo teórico del Cambio Climático", en particular en lo que respecta a temperaturas, con mínimas y máximas promedio que se han elevado 2ºC.
Otro factor preponderante es el suelo: si bien poseen genéticamente buen drenaje; las modalidades de uso provocaron una importante pérdida de materia orgánica (MO) en su horizonte superficial que afecta muchas de sus propiedades.
"Cuando se practica explotación agropecuaria en siembra directa continua (sin remoción) y sin secuencias de cultivos que alternen gramíneas de verano e invierno con soja ocurre que terminan desapareciendo los poros verticales, lo que resulta en una abrupta disminución de la capacidad de infiltración del suelo y en el encharcado de los lotes", afirmó el trabajo.
También señaló que el modelo productivo predominante, el monocultivo de soja de primera, "empeora la situación porque infiltra menos agua y además consume menos del agua disponible respecto a otros modelos más intensivos".
Alternativas.En la opinión del investigador del Inta, las alternativas de solución remiten a lograr la suma de cuatro aspectos: mejorar la infiltración, conducir el escurrimiento, mejorar el drenaje y aumentar el consumo.
Para eso, hace falta en primer lugar modelos productivos más intensivos, que consumen más agua y mejoran las condiciones del suelo, lo que permite una mayor infiltración entregando mucha mayor eficiencia en el uso del agua acumulada.
"Esta alternativa es fácil de enunciar pero de difícil implementación", reconoce el experto, quien señala que "choca con la lógica del agronegocio pampeano, que prioriza la renta de corto plazo sobre la productividad".
La otra alternativa consiste en provocar una salida rápida del agua del lote "aprovechando las redes de avenamiento naturales, mejorándolas, agrandándolas en profundidad y ancho, y dotándolas de revestimiento".
"Existe mucha experiencia en el campo pampeano referida al diseño, construcción y mantenimiento de sistemas de escurrimiento superficial. El cúmulo de aciertos y errores es importante y suficiente. En general las obras las inicia el Estado y luego los particulares la modifican según sus intereses y capacidades", dijo Martínez.