"Hacer matématica implica que los alumnos construyan sus saberes, busquen procedimientos de resolución y puedan comprender las situaciones problemáticas". Con esta reflexión la licenciada en esta disciplina Adriana González plantea el desafío que asumen hoy los docentes en el modo de enseñar y encarar los contenidos matemáticos, y en la actualización permanente de su formación. La profesora y autora de varias publicaciones y libros destinados a educadores de los niveles inicial y primario, fundamenta la resolución de problemas como método de aprendizaje, acerca los contenidos teóricos-prácticos, y plantea secuencias didácticas posibles de implementar en el aula.
"No se trata de recetas sino de esquemas prácticos que luego el docente deberá adecuar a sus propias formas de enseñar", remarca la educadora con el propósito de acompañar al docente en su formación inicial y alentar la capacitación permanente. La autora de "Sumar y multiplicar: ¿diferentes o iguales?", su último libro de la colección "Haciendo matemática", editada por Homo Sapiens, asegura que "si los chicos construyen sus saberes, descubren, discuten y comparan, difícilmente se aburran en la hora de matemáticas".
Modelo de enseñanza. En diálogo con LaCapital, González analiza el modelo actual de enseñanza de la matemática, que desafía por un lado a los alumnos en la construcción de saberes y el planteo de problemas, y por el otro a los docentes que deben encontrar la manera de abordar los contenidos dentro del aula.
"Me apasiona enseñar matemática a los docentes, porque puedo intercambiar opiniones, ayudarlos a resolver las dificultades que encuentran en su tarea diaria, y acompañarlos en el desafío de enseñar", confiesa con respecto a un área del conocimiento, que como cualquier otra, "da herramientas que permiten comprender e interpretar la realidad". La formadora docente en junio dictará un taller en Rosario.
—Como decís en tu último libro, "el aprendizaje matemático siempre apareció relacionado a la capacidad de resolver problemas", ¿es en esta práctica donde radica todo el proceso de aprendizaje?
—Sí... el aprendizaje matemático siempre estuvo relacionado con el planteo de problemas; la diferencia entre el actual modelo de enseñanza y los otros es el lugar en que cada uno colocó al problema. En el Modelo Normativo el problema aparece al final de los procesos de enseñanza y de aprendizaje mientras que en actual Modelo Apropiativo Constructivo el problema es el centro de estos procesos. Se diagnostica, enseña y evalúa a partir del planteo de problemas significativos para los alumnos que construyen sus saberes.
—¿Resulta difícil para el docente hoy hacer matemática en el aula?
—Para el docente resulta un desafío enseñar con el enfoque de la resolución de problema, dado que recorrió sus años de estudiante primario, secundario y terciario, vivenciando otra forma de enseñar. Por eso la capacitación continua es de vital importancia en la formación del docente, y no es fácil construir algunos conceptos nuevos y modificar aquello que durante años ha sido una forma de actuar. La mayoría de nosotros fuimos formados en un Modelo Normativo y ahora debemos enseñar en un Modelo Apropiativo Constructivo.
—¿Por qué son los primeros años del alumno en su vida escolar la base de su aprendizaje?
—Todos los años de escolaridad son importantes. En los primeros años el niño es una "esponja" esta ávido por aprender y descubrir, y sobre esta base en años posteriores, podrá profundizar, conceptualizar y llegar a construcciones sólidas que lo acompañarán en su vida de adulto.
—¿Por qué cuando los alumnos de primaria y secundaria participan por ejemplo en olimpíadas de matemática deben tomar clases extras, no alcanza con lo que aprenden en clase?
—El problema radica en la falta de construcciones sólidas. El actual modelo se basa en que los alumnos construyan sus saberes, busquen procedimientos de resolución personales, verifiquen las soluciones alcanzadas, esta manera de "hacer matemática" les permite comprender las situaciones, los problemas, realizar una lectura comprensiva que los lleve a la búsqueda de soluciones acertadas. Pero si los alumnos no pueden comprender aquello que se les pregunta y buscar formas de resolverlo es difícil que sean exitosos en el campo matemático, pues siempre se pueden presentar problemas diferentes.
—Los chicos aprenden a sumar, restar, multiplicar... pero cuando tienen que aplicar estas operaciones en un problema, sucede a veces que ni siquiera entienden el enunciado...
—Esto se relaciona, como decía antes, con la falta de comprensión y de construcción. Los saberes que se ponen en movimiento al realizar una operación y al reconocer que determinada situación se resuelve con tal o cual operación son diferentes. En el primer caso, al resolver una operación, se buscan procedimientos personales que apuntan a relacionar diferentes saberes matemáticos para llegar a un resultado acertado. En cambio, al leer una situación problemática, el alumno debe comprender lo que se le pregunta, encontrar relación entre los datos que se proporcionan y la pregunta, recurrir a sus conocimientos matemáticos para poder comprender cuál de ellos es el que debe usar, y verificar lo realizado en función de lo datos. Es decir, realizar una serie de procedimientos diferentes a los anteriores. En este enfoque el problema cumple una doble función; por un lado es una estrategia que está al servicio de los diferentes contenidos del área y por otro es un contenido a ser enseñado, de ahí que se debe enseñar a leer, a comprender los textos matemáticos y los problemas, tal como se enseñan los textos de ciencias y de lengua.
—¿Cuáles son algunas de las claves para que los chicos no se aburran en clase y tengan ganas de aprender?
—Si los chicos construyen sus saberes, descubren, discuten y comparan es muy difícil que se aburran. El juego es importante en todos los niveles porque permite poner en movimiento diversos procedimientos de resolución. Por otro lado el trabajo grupal, en parejas, tríos o grupos hasta cuatro, es muy enriquecedor pues promueve la búsqueda de diferentes procedimientos, la confrontación de ideas, la discusión y el intercambio. Pero tanto el juego como el trabajo grupal deben ser seguidos de momentos de reflexión sobre lo realizado, esto se logrará en la puesta en común; momento en el que los alumnos explican, dan a conocer sus procedimientos, los caminos de resolución. La importancia de este momento radica en que al docente le suministra información sobre el nivel de construcción del grupo y a los alumnos les permite comprender que su forma de resolución no es la única posible. Es el espacio destinado a reflexionar sobre lo realizado para poder comprender los aciertos y los errores.
—Para los padres también la matemática se vuelva una materia difícil, y a veces confunden a sus hijos cuando tratan de ayudarlos con la tarea porque la metodología no es la misma. ¿Es así?
—Efectivamente, esto sucede en gran parte de las familias. Es la institución educativa, a través del docente y los directivos, quién debe contener a los padres y la única forma de hacerlo es explicándoles las formas de enseñanza que se ponen en movimiento en el aula. De ahí, la necesidad de ofrecer talleres para padres, coordinados por el docente y el equipo de conducción de la institución. El padre, si bien aprendió de otra forma debe comprender y estar informado de cómo se le va a enseñar al niño. La falta de diálogo fluido en torno a las metodologías que se usan perjudican a los niños, pues tanto los padres como el docente quieren enseñarles, pero lo confunden.