Dos monjas del convento de General Rodríguez declararon ayer ante la Justicia que sabían que la madrugada del 14 de junio el ex secretario de Obras Públicas José López iba a llegar y tenían que abrirle la puerta.
Dos monjas del convento de General Rodríguez declararon ayer ante la Justicia que sabían que la madrugada del 14 de junio el ex secretario de Obras Públicas José López iba a llegar y tenían que abrirle la puerta.
Según fuentes tribunalicias, así lo declararon como testigos ante el juez federal Daniel Rafecas las hermanas Marcela y María, quienes aquella madrugada estaban en el convento donde López arribó con bolsos cargados de dólares.
Primero declaró María, y dijo que la Madre Alba, de 95 años, dio la orden de estar atentas al portón porque iba llegar López, a quien conocía porque había compartido el té en varias ocasiones con el obispo Rubén Di Monte (ahora fallecido) en el convento.
Según relató María Antonia Casas, "esa noche estuve esperando hasta las doce, y ahí la hermana Marcela me avisa que podíamos irnos a dormir porque ya no iba a venir José. Entonces me fui a acostar", indicó María. Luego recordó que a determinada hora Marcela le golpeó la puerta para avisarle que había policías afuera del monasterio, por lo que atendió el portero eléctrico y que luego les abrió cuando Alba le avisó que lo hiciera "porque José ya se iba". "Ahí me enteré que estaba José en el monasterio. Les abrí el portón y quedó abierto. Todo lo que pasó cuando entró la policía no lo sé porque me quedé en el sector de clausura", agregó.
La religiosa dijo que nunca vio en el convento al ex ministro Julio De Vido y a la ex ministra Alicia Kirchner, como trascendió tras el escándalo protagonizado por López.
Por su parte, Marcela Albin recordó que, cuando a las 20 del lunes 13 le fue a poner oxígeno a la Madre Alba a su habitación, ella le dijo que iba a ir López.
"A José lo vi dos o tres veces. A veces monseñor no podía abrir la puerta de la casa y yo iba a abrir, y ahí lo vi a José con su señora, María", dijo en referencia a María Amalia Díaz, la esposa del ex funcionario, también investigada por enriquecimiento ilícito.
"A la madrugada sonó el teléfono interno del sector de la ropería, yo me levanté a atender y era la madre Inés, que me dijo que vaya a la vivienda de la madre Alba. Tenía la voz temerosa. Eran más o menos las 4 de la mañana", dijo Marcela.
Luego recordó que ingresó donde se encontraba Inés y "José estaba ahí con unos bolsos", por lo que "la madre Inés le abrió la reja primero y después la puerta, y él le dijo: «Esto traigo para el monasterio»" y que "quería ver a la madre Alba", porque siempre hablaban con ella o con el monseñor".
"José y la señora María a veces traían comida, té, fideos, arroz, también donó sábanas, ropa", recordó, aduciendo desconocer que en los bolsos había millones de dólares.
"Yo recién vi el arma cuando el policía me la mostró. La madre Inés tampoco había visto el arma" (ver aparte), agregó intentando salvar la situación de Inés, citada a indagatoria. También hizo lo propio para con Alba: "Ella pensaba que José era un hombre bueno, que lo quería a monseñor, a la madre Alba, y no cayó en lo que realmente sucedió".
Marcela también señaló que esa noche López y Alba estuvieron reunidos cerca de una hora en su cuarto y que en un momento determinado ella ingresó para llevar scons.
Las de declaraciones de las religiosas se produjeron en plena feria judicial con el edificio de Tribunales casi vacío. A principio de agosto será indagada la hermana Inés.