Cuando en 1886 Rosario era una ciudad que crecía vertiginosamente al ritmo del impulso que cobraba su puerto y contaba con unos 80 mil habitantes, nacía la primera Escuela Graduada de Varones Domingo Faustino Sarmiento. Hoy, 125 años después, el establecimiento se prepara para festejar el próximo viernes la continuidad de un proyecto educativo.
El colegio comenzó a funcionar el 1º de marzo de 1886, apenas dos años después de la sanción de la ley de educación común 1.420, que establecía la instrucción primaria obligatoria, gratuita y gradual, bajo la presidencia de Julio Argentino Roca. Su primer edificio funcionó en Rioja entre las actuales Buenos Aires y Juan Manuel de Rosas y el uniforme color marrón de los alumnos era una característica para una de las primeras escuelas públicas que tuvo la ciudad. Fue Salvador Castro quien desempeñó el cargo de primer director y el impulsor de numerosas ideas innovadoras. Un año más tarde, incluso, la demanda hizo que la escuela también dictara clases en horario nocturno.
Apenas unos años más tarde la escuela tuvo su primera mudanza: fue a un edificio ubicado en Santa Fe 645, para luego -en 1912-, trasladarse a un terreno de Buenos Aires 947. El año 1938 significó el asentamiento definitivo en una casona de estilo, de Buenos Aires 975 y desde el 11 de marzo de 1979 el lugar dio paso al nuevo edificio.
Con la consigna de una escuela pluralista e inclusiva, la Sarmiento marcó una trayectoria pedagógica que la distinguió por sus contenidos.
Muy lejos de aquel primer eslabón, su directora, Lidia Cuadrado, le cuenta a La Capital: "Esta es una escuela que respeta una trayectoria y donde se entiende al niño como un ser libre que debe enfrentarse a diferentes contextos. Nuestro proyecto es una escuela donde el chico se pueda expresar libremente".
Libros de oro.Dos pesados libros, de casi 600 páginas, con tapas trabajadas en bronce y denominados de Oro, resumen la rica historia de la Sarmiento. En uno se rescatan testimonios de ex directivos, docentes y alumnos, mientras que el otro muestra registros fotográficos de las distintas épocas del establecimiento. Son dos joyas celosamente guardadas por toda la comunidad educativa de la escuela.
En uno de los patios abiertos, un palo borracho de más de 60 años se convirtió en el símbolo de la institución. Fue el mudo testigo de infinidad de actos, algunos de ellos de relevancia, como el del 21 de junio de 1945, cuando en uno de los salones se inauguró el primer instituto odontológico gratuito que la por entonces sociedad de padres organizó para dar cumplimiento a la ley nacional 22.839 sobre atención bucal a los niños en edad escolar. La iniciativa, surgida de Yolando Manuel Fonso, cobró fuerza y fue instaurada como efeméride en el calendario escolar.
Convertida desde hace varias décadas en escuela mixta, la Sarmiento cuenta hoy con una matrícula de 620 alumnos y, además de las actividades del aula, se destaca por la variedad de talleres extracurriculares que desarrolla.
Entre las primeras figura el taller de informática, con casi 25 años de existencia y que, según su directora, "fue uno de las pioneros en la enseñanza de computación. Al principio surgió como proyecto pero desde este año están los docentes utilizando ese taller como una extensión del aula". El salón cuenta con 12 computadoras y los docentes desarrollan allí determinados contenidos curriculares de ciencias, matemáticas o lengua "como complemento al pizarrón tradicional. Se han capacitado por su cuenta y eso es meritorio", destaca la docente.
La cooperadora ofrece todos los años talleres extracurriculares, como el de inglés. "En estos momentos concurren 280 chicos fuera del horario escolar. También tenemos teatro, un coro, música, ajedrez, plástica, e incluso hay una oferta que es un taller de aeromodelismo, aunque es más independiente de la escuela y es abierto a la comunidad", explica Cuadrado.
También en el colegio se recuerda la instalación de la radio de circuito cerrado en la que los propios alumnos se entusiasmaban contando historias y pasando información de las actividades que se desarrollaban en el interior del establecimiento. Hoy, ese proyecto surgido allá por 1994, es parte de un recuerdo que también quiere ser reflotado por las autoridades de la Sarmiento.
Un viejo reclamo. Las necesidades edilicias del colegio se convirtieron en un viejo reclamo que ya se hacía sentir en la década del 40. Hoy, la escuela ocupa toda la planta baja y parte de la primera planta del inmueble de cuatro pisos que comparte con el Ministerio de Obras y Servicios Públicos. Sin embargo, el anexo donde funcionan varias aulas y la sala de música y teatro, entre otras, pertenece a un privado. La idea, cuentan desde el interior de la escuela, sería conseguir ese terreno y construir un gimnasio junto a otros espacios del aula. En la actualidad, los chicos de la Sarmiento realizan sus actividades físicas en el club Gimnasia y Esgrima, en Laprida al 900, y en el parque Urquiza.
Hay muchos proyectos en carpeta, hay sueños por cumplir y otros que quizás en poco tiempo se hagan realidad. Mientras, la Sarmiento sigue apostando por un futuro con posibilidades para sus chicos.