Los vaivenes entre la UCR y el PS a la hora de acordar un frente político y una fórmula de cara a las presidenciales debe leerse como un típico juego de poder, de guerra fría, para sacar mejores tajadas al momento del inicio de las negociaciones formales.
Ricardo Alfonsín se dio cuenta tarde de que Hermes Binner le escondió la pelota, lo entretuvo con algunos gambitos que ponían sobre determinada escena mediática una segura postulación a vicepresidente, y lo mantuvo lo suficientemente lejos de Santa Fe como para que nadie pudiese obstaculizar desde el radicalismo el triunfo de Antonio Bonfatti.
El hijo del ex presidente terminó de desayunarse el mismo día que llegó a Rosario para apoyar a Mario Barletta, poquísimas horas antes de las internas abiertas. Mientras daba cuenta de un medallón de lomo en un restaurante de la costanera rosarina, un correligionario le largó una pregunta que Alfonsín simuló no escuchar: "¿Ricardo, no te dabas cuenta de que los socialistas te iban a cagar?". Un interrogante que se clavó como una patada en el hígado del candidato presidencial de la UCR.
Pero, que nadie se haga los rulos respecto al futuro de la coalición UCR-socialismo. El PS necesita de los radicales santafesinos; mucho más ahora, que las listas legislativas provinciales lejos están de tener coloratura mayoritariamente socialista. Rápido de reflejos, Barletta aprovechó los cortocircuitos nacionales para reunir a los candidatos electos y desafiar al PS con pasarse a la otra vereda si el acuerdo nacional no llega a buen puerto.
Alfonsín mandó a decir por los medios nacionales que se sentía defraudado por Binner y que ya estaba pensando en otro nombre (y partido) para que acompañe su candidatura presidencial, en una sobreactuada señal beligerante de la guerra fría. Cree que Margarita Stolbizer, Pino Solanas, Luis Juez, Víctor De Gennaro, e incluso varios socialistas, aprietan a Binner para que rompa con la UCR con el único deseo de sumar diputados nacionales.
Pero, el mapa de aliados y adversarios se convierte en un laberinto: Juez compite contra la UCR en Córdoba (cuyo candidato es Oscar Aguad) y, mientras el socialismo bonaerense y el GEN rechazan hacer una alianza distrital con De Narváez, Alfonsín la impulsa. Ese es el punto más grueso que hace resbalar un frente grande.
Sin embargo, en el socialismo cayeron en la cuenta de que no hay demasiados márgenes para saltar al vacío. "Sería muy lindo que Binner sea el candidato a presidente de un frente de centroizquierda, pero tengamos en cuenta que ya es demasiado tarde para instalarlo. Además, habría tres candidatos disputando el mismo electorado: Hermes, Alfonsín y (Elisa) Carrió", dijo a LaCapital ayer una referencia clave del Partido Socialista.
Luego de su derrota, Rubén Giustiniani quedó al margen del proceso de negociaciones nacionales que le hubiera correspondido encabezar como presidente del partido. Binner debe seguir gobernando, negociar la fórmula nacional y, a la vez, seguir en campaña para que Bonfatti sea el próximo gobernador. "Ahora se estará dando cuenta Giustiniani de la irresponsabilidad que significó haber querido ser candidato. El debería haber encabezado las negociaciones hace mucho tiempo atrás para instalar a Hermes con una candidatura presidencial. Nos dejó solos", sentenció con inocultable bronca la fuente, en apenas una muestra del pase de facturas que les trasladan al senador nacional. A quién, por si fuera poco, le exigen (por ahora a micrófono apagado) "la renuncia a la conducción del partido".
Por lo pronto, los socialistas le pidieron una reunión formal al comité nacional de la UCR y designaron una comisión de acción política para coordinar las negociaciones: Alicia Ciciliani y Juan Carlos Zabalza son los representantes de la provincia de Santa Fe. "No vamos a pedir otra cosa que la corporización nacional del Frente Progresista. Vamos a poner todos los esfuerzos para ser una alternativa como en Santa Fe, con la UCR, el GEN y Proyecto Sur", dijo Ciciliani, quien rechaza la incorporación de Francisco De Narváez a nivel nacional.
Se sentarán a la mesa de negociaciones levantando el mejor capital que tienen: un gobernador fortalecido por el resultado de las elecciones que, creen, debe encabezar la fórmula a presidente. Desde ahí hacia abajo, todas las alternativas son posibles.