Inquieto e inconformista. Así es Fito, quien sigue en la ruta de la canción, sorteando los detractores de turno y sumando cada vez más admiradores de su talento en la Argentina y en el mundo. Pocos como él lograron que cada show sea una muestra fiel de mucho de lo mejor que dio el tan mentado rock nacional.
Se piensa en García, Spinetta y Páez como la santa trinidad del rock argento, y más allá de los rótulos de ocasión, lo cierto es que pocos como ellos han interpretado el universo de sensaciones de una generación, y fue tan contundente esta labor que continúa penetrando en las generaciones siguientes.
Al ser Fito el más joven de este trío, aún con los 50 que festeja hoy, hay algo que habría que agradecerle por siempre. Y es que mantuvo el respeto por esa veta cancionera, que combinó la tradición del legado estético de Charly y Luis Alberto, más esa base de Lito Nebbia, y abrió el juego hacia otros músicos locales, a quienes siente como dignos cultores de esa herencia. Son los casos de Coki Debernardi, de Gonzalo Aloras, de Carlos Vandera, e incluso de Pablo Dacal, en una línea más ecléctica, o Liliana Herrero, ligada a lo folclórico.
Fito también fue el tipo que se le animó a otras corrientes artísticas, sin importar el qué dirán. Por eso el cine, por eso la escritura y la usina de canciones que continúa, tengan o no destino de hit, qué más da. Inquieto e inconformista, eso es lo que hay que ser para alejarse de los espacios de comodidad e ir por más. A veces más cerca, otras más lejos, siempre al lado del camino. Siempre Fito.