Portar la Bandera era siempre patrimonio de los mejores promedios de la escuela o de aquellos con algún rango militar. Honor para los elegidos, los mejores, los destacados.
Portar la Bandera era siempre patrimonio de los mejores promedios de la escuela o de aquellos con algún rango militar. Honor para los elegidos, los mejores, los destacados.
Pero resulta que a un periodista rosarino, hacedor de un programa protagonizado por chicos y llamado “La mamadera” se le ocurrió que la Celeste y Blanca que creó Manuel Belgrano para todos los argentinos, debía ser justamente para todos. Así nació Alta en el Cielo, la más larga del mundo, la Bandera que hoy recorrió por última vez las calles de la ciudad y abrazó al Monumento, a orilla del río.
Quien la haya acompañado alguna vez sabe de esa emoción que se desata sin preámbulos, que es única, inmensa, y sobre todo, merecida.
Porque Belgrano no pensó en “uno “ cuando enarboló su sueño. Porque su Bandera, la nuestra, fue parida como símbolo de unidad, coraje y determinación para ocupar cada rincón de este bendito país, para ser Madre, Padre, Hijo, Hija, para ser Patria.
Julio Vacaflor, el periodista entusiasta que inició esta epopeya, insiste en que Patria y Bandera son “el patio de la escuela, el olor a café con leche de mamá, las calles del barrio, los amigos jugando a las figus sentados al pie del mástil”. Con ese espíritu avanzó, sumó, y sobre todo dejó ser. “Jamás llevé la bandera de Alta en el Cielo, cuando Ella participa en los actos yo estoy hasta en el último detalle, pero cuando empieza a moverse, cuando la gente comienza a llevarla me corro respetuosamente a observar, a disfrutar”, comenta.
Eso sí, hoy, en el año del Bicentenario de su creación, en el día señalado para que Alta en el Cielo deje de pasear por el acto central y se convierta en miles de banderas y recorra todo el país a retazos, él se dio el gustazo que se dieron tantos en estos años, y la tomó de la mano.
Siempre que escuché a Vacaflor hablando de la bandera más larga, surgieron de su boca las palabras pueblo, jóvenes, unión , “lo lindo que es vivir la vida codo a codo, puntada a puntada”.
Porque la Bandera enorme, eterna, imponente y majestuosa que se ve cada 20 de junio desfilar en Rosario, es sobre todo amiga, compinche y compañera, porque nació de los trocitos de paño y de tela , telones y telitas que hay en cada casa, de Ushuaia a la Quiaca. Porque fueron las manos generosas de mujeres, chicos y hombres las que ataron sus propios sueños en cada retazo para hacer el sueño grande de la Patria unida.