La extensa gira americana del español José Luis Perales llegará el próximo
martes al salón Metropolitano. Un total de 36 shows, desde Nueva York hasta Buenos Aires, para
festejar sus 35 años de exitosa trayectoria, que incluyen 100 discos de platino y oro y 40 millones
de álbumes vendidos en todo el mundo.
El cantautor de himnos de la canción romántica tales como “Y cómo es
él”, “Por qué te vas” o “Quisiera decir tu nombre”, en una charla
desde Santo Domingo, a mitad de su periplo, habló de las giras, los nervios de las dos primeras
canciones, los mejores recuerdos, del “mejor lugar” de Latinoamérica y confesó qué tema
se arrepintió de haber creado.
—La verdad es que la estoy pasando muy bien. Más o menos como pensaba que
podía ser y disfrutando los resultados, ya que está siendo muy exitosa. A pesar del estrés que
podría suponer de estar prácticamente apenas dos o tres días en cada país, la gira está r muy
bonita.
—¿No se cansa de tantos aeropuertos, hoteles y escenarios distintos?
—Lo aconsejable es tomársela con mucha calma. Sobre todo porque cada
concierto es un disfrute y porque en cada país que llego me siento muy bien. Al principio de la
gira, alrededor del 2 de marzo en Nueva York, la verdad que anduve algo nervioso, sobre todo porque
significaba el arranque de 36 conciertos y ese pensamiento, de si el cuerpo me iba a aguantar
tantas fechas, me provocaba un estrés. Pero la verdad, hasta ahora, me la he aguantado muy bien y
hasta aprovecho para hacer turismo.
—¿Todavía se pone nervioso en los inicios de una gira?
—¡Siempre, siempre! Cada vez que se apagan las luces de un teatro, se crea
el silencio absoluto y empieza la sintonía de los músicos para salir, me pongo muy nervioso. La
tensión dura las dos primeras canciones, después me voy relajando, pero no del todo. Sólo me relajo
del todo después de la última canción.
—Cuando termina una gira, ¿qué queda en la memoria?
—Me quedan muchas cosas. Aparte de los teatros, que a veces se me
confunden de tantos que son, me queda sobre todo la satisfacción de ver la fidelidad del público
que me ha seguido desde siempre. También me queda una desconexión absoluta del mundo del
espectáculo, aunque, generalmente, vuelvo a subirme a un avión para visitar algún lugar, pero en
plan turista.
—¿Estos 35 años de carrera, son un alivio o una carga?
—Una carga de responsabilidad y un alivio porque ya hay muchas cosas
hechas.
—¿Qué aprendió y qué no le enseñó aún tantos años sobre el escenario?
—Lo que aprendí sobre todo es respetar la gente y a mostrarle con la mayor
responsabilidad mi obra, y también valorar que alguien se moleste de salir de su casa y entrar al
teatro a ver uno concierto mío. Y lo que el tiempo aún no me enseñó es a olvidarme de las pequeñas
cosas, de los primeros pasos que di, de los primeros conciertos.
—Olvidese que está hablando con un argentino. ¿Qué país latinoamericano le gusta
más?
—La verdad que me gusta mucho América entera... Si tuviera que elegir un
país que no fuera Argentina... la vamos a dejar afuera... elegiría Costa Rica. Tan tremenda su
gente, de un respeto absoluto a la naturaleza, con niños cien por ciento escolarizados y con una
belleza natural increíble. Sí, quizá elegiría Costa Rica, pero para cantar elegiría Argentina.
—¿Se arrepiente de haber escrito alguna canción?
—Sí, de “Javier”. Tenía una cierta acidez y resentimiento. La
borraría de mi historia. Una canción irónica dedicada que yo escribí a un amigo mío en el servicio
militar. Cuando salimos del servicio él era un niño bien y yo era un niño normal, y entonces había
esa diferencia social muy grande por la cual él ya no quiso verse conmigo por lo cual me sentí un
poco dolido y un día escribí la canción.