“La gente lee y después se olvida”, repitió varias veces Umberto Eco en el gran salón Stabat Mater del Archiginnasio, uno de los palacios más renombrados de Bologna, construido en el año 1560 y hasta el 1800 sede de la Universidad más antigua de Italia. Entre frescos barrocos, pisos de madera crujientes y escudos de antiguas familias boloñesas Eco presentó su séptima y última novela Número cero (en italiano, Numero Zero, Bompiani editores, 2015), que cuenta la historia de un grupo de periodistas dedicados más al complot y a la especulación que a informar. Y es justamente por esto que el mundo entero está hablando del libro: es un gran llamado de atención al periodismo actual.
Siempre es provechosa la oportunidad de escuchar a “Il professore”, como lo llaman aquí en Bologna, donde Eco fundó la Asociación Internacional de Semiótica en 1969 y la Escuela de Semiótica en 1971, además de escribir numerosos ensayos sobre comunicación, teoría del lenguaje y estudios humanísticos. En la presentación de Número cero “Il professore”, ya de 83 años, estuvo lúcido y atento, saboreando un cigarro negro sin encender y retóricamente provocando a las casi 200 personas que se amontonaban para poder verlo, entre estudiantes, profesores y seguidores que libro en mano esperaron por un autógrafo las casi dos horas que duró la presentación.
Número cero es una novela con varias historias: un redactor un poco paranoico que camina por la Milán de 1992 en la época de la Tangentopolis, el escándalo político y judicial italiano que dejó al descubierto una gran red de corrupción que incluía desde la mafia hasta a empresarios e industriales. Una historia de amor entre dos perdedores, un ghost writer fracasado y una chica que para ayudar a su familia tuvo que abandonar la universidad y especializarse en periodismo de chimentos. Un jefe de redacción de un diario que nunca saldrá a la calle pero que se especializa en crear sospechas… pero en realidad lo importante no es sólo la historia, sino que Eco se alza con un manual sobre el periodismo actual, descrito con ironía y con la sabiduría que se tiene luego de haber pasado toda la vida analizando el lenguaje y la comunicación.
“Se puede hacer periodismo de denuncia hoy, honesto, pero en general el periodismo es víctima de rumores o chismeríos”, dice, y los estudiantes de comunicación presentes en el salón del Archiginnasio se agarran la cabeza. Eco no tiembla a la hora de criticar la profesión periodística y sus vicios, el excesivo uso de internet y de cómo cambió el trabajo en los diarios a raíz de la aparición de los noticieros televisivos. “No les quedó otra que semanalizarse”, explicó en relación a cómo tratan hoy las noticias los diarios, “si el noticiero de la noche pasa las últimas noticias del día, ¿qué informan entonces los diarios matutinos? Sólo repiten la información”. Y agregó que los diarios hoy son pura publicidad, que sobre un mismo tema hay cuatro páginas y seis artículos de opinión, rellenando más páginas con secciones de moda, salud y deportes. “Pocos lograron semanalizarse, buenos ejemplos son el Times o Newsweek”, afirma haciendo referencia a la profundidad de análisis sobre un evento y no a la espectacularidad de la noticia ni a la creación de títulos escandalosos que a menudo aparecen en la tapa de los diarios.
“El complot es un modo simplista de decir que la culpa no es nuestra”, retruca cuando le preguntan de qué trata su nuevo libro, y agrega que siempre escribió sobre la temática del falso y de la mentira, repitiendo como lo habrá hecho en muchas clases magistrales en la Escuela de Semiótica: un signo es algo que está para alguien y que representa o se refiere a ese algo en algún aspecto o carácter, se puede emplear en lugar de otra cosa que no necesariamente existe, por lo que los signos lingüísticos permiten emitir juicios falsos; por consiguiente, la semiótica puede definirse como una teoría sobre la mentira. Esta es la crítica en Número cero: Eco cree que el periodismo hoy vive del complot y de las teorías conspirativas.
¿Qué es verdad y qué es mentira en las noticias? ¿Estamos en la época de la paranoia del complot? “Los diarios a veces reproducen las leyendas urbanas, este es un libro sobre las formas de lo falso, sobre las técnicas de deslegitimación de los adversarios, sobre la decisión de convertir una sospecha en noticia y una opinión en historia” explica Eco y agrega, fulminante: “El complot es la memoria de los brutos”. Un pasaje del libro expresa lo dicho por Eco en la conferencia: “No me fío más de nadie. ¿Fueron de verdad a la luna los americanos?”, se pregunta Braggadocio, uno de los personajes del libro. En Número cero también se habla sobre la memoria, sobre cómo contar un evento pasado, sobre lo verdadero y sobre las huellas del recuerdo de algo que pasó.
En la conferencia los jóvenes estudiantes de periodismo le preguntaron sobre las fuentes a las cuales recurrir y sobre el uso de internet. Según Eco, Wikipedia es confiable, tiene la posibilidad de ser modificada y corregida, y cuenta con poco margen de error. Él mismo dice que tuvo que corregir su propia página de Wikipedia, pero agrega que sin un poco de bagaje cultural previo, uno puede estar perdido. “Es lo que les ocurre a los adolescentes, a los chicos de 14 o 15 años que hacen sus tareas escolares con información de internet”. Y la solución que propone a esto es visitar más de un sitio sobre el mismo argumento.
Pero atención, demasiada información nos puede volver locos, dice “Il professore”. Y ejemplifica con el personaje de Funes el memorioso, del cuento de su siempre enaltecido Borges: “La memoria no sólo tiene como función recordar, sino también filtrar, Funes recuerda todo, el mundo de internet es como el de Funes: un exceso de información o de memoria nos puede causar atrofia mental”. Y agrega: “Internet es la máquina de abolir la memoria y esta nueva novela es una reflexión sobre la reconstrucción de los hechos, todos los días sale una opinión y una hipótesis nueva sobre el mismo hecho, parecería que lo dicho y lo cierto fueran la misma cosa”, concluye.
“Los diarios mienten, los historiadores mienten, la televisión miente”, asegura con énfasis un personaje de Número cero y me pregunto por qué nos habremos acostumbrado a sospechar todos de todos, y de qué manera se perdieron los lazos sociales y la confianza en las instituciones. Ocurre en una novela de ficción italiana, sucede en la vida real en el mundo entero.
(*) Egresada en Comunicación Social de la UNR. Cursa el Posgrado en Semiótica en la Universidad de Bologna.