Un enorme témpano que embistió un glaciar frente a la Antártida y desprendió otro enorme bloque de hielo podría reducir los niveles de oxígeno en los océanos del mundo, dijeron ayer científicos australianos y franceses.
Un enorme témpano que embistió un glaciar frente a la Antártida y desprendió otro enorme bloque de hielo podría reducir los niveles de oxígeno en los océanos del mundo, dijeron ayer científicos australianos y franceses.
Los dos témpanos están ahora desplazándose juntos a unos 100 a 150 kilómetros de la Antártida tras la colisión ocurrida el viernes 12 pasado, precisó Neal Young, glaciólogo de la División Antártica Australiana.
Young agregó que el témpano de 97 kilómetros que chocó con el gigantesco glaciar flotante Mertz y desprendió un nuevo témpano "están flotando ahora uno junto al otro".
El nuevo témpano tiene 78 kilómetros de largo y 40 kilómetros de ancho (unos 2.800 kilómetros cuadrados, es decir unas trece veces la superficie de la ciudad de Rosario), y contiene más o menos el equivalente a una quinta parte del agua que se usa anualmente en el mundo, dijo el glaciólogo.
Los expertos están preocupados por el efecto del desplazamiento masivo de hielo en las aguas próximas al glaciar, que son importantes para las corrientes oceánicas.
Esta área de la masa acuática estaba despejada debido al glaciar, dijo Steve Rintoul, un prominente experto en clima. Al desaparecer parte del glaciar, el área podría llenarse de hielo, lo que perturbaría la capacidad del agua densa y fría de descender. Estas aguas que descienden son las que llegan a las cuencas oceánicas y alimentan de oxígeno las corrientes oceánicas, explicó Rintoul.
Como hay pocas áreas en el mundo donde ocurre esto, la lentificación del proceso significaría menos oxígeno en las corrientes profundas que alimentan los océanos.
"Podría haber regiones oceánicas que perdieran oxígeno, y entonces por supuesto moriría la mayor parte de la vida allí", advirtió Mario Hoppema, oceanógrafo químico del Instituto Alfred Wegener de Investigación Polar y Marina en Alemania.
Los témpanos, que pesan 860.000 millones de toneladas y 700.000 millones de toneladas respectivamente, están situados en las aguas frente a la masa continental antártica, dijo Young. “Anticipamos que se desplazarán al oeste a lo largo de las costas antárticas”.
Young dijo que no es probable que lleguen al norte hasta Australia y señaló que los témpanos se mueven muy lentamente.
Los niveles de oxígeno que alimentan las corrientes oceánicas del mundo están cambiando “y la reversión de la circulación responderá a ese cambio”, dijo Rintoul. La observación del fenómeno “nos permitirá mejorar las predicciones sobre el cambio climático futuro”, agregó.
Lengua flotante. El iceberg de 2.500 kilómetros cuadrados se desprendió a principios de este mes del glaciar Mertz, una lengua flotante de hielo de 160 kilómetros en el océano Antártico.
La colisión ha dividido en dos la lengua que drena hielo de la vasta capa en el este de la Antártida.
“La división en sí no está directamente vinculada con el cambio climático sino que está relacionada con los procesos naturales que ocurren en la capa de hielo”, declaró Rob Massom, un destacado científico de la División Antártica Australiana y el Centro de Investigación Cooperativo sobre Ecosistemas y Clima Antártico, con sede en Hobart, Tasmania.
Ambas organizaciones, junto a científicos franceses, han estado estudiando grietas gigantes en la lengua de hielo y vigilado la colisión al estilo de un parachoques de un segundo iceberg, el B-9B.
Este pedazo de hielo de 97 kilómetros es un remanente de un iceberg de más de 5.000 kilómetros cuadrados que se desprendió en 1987, convirtiéndose en uno de los icebergs más grandes de los que se tiene registro en la Antártida.
El iceberg del glaciar Mertz está entre los más grandes de los últimos años. En el 2002, un iceberg de unos 200 kilómetros se escindió de la capa de hielo Ross de la Antártida. En el 2007, un iceberg del tamaño de Singapur se desprendió del glaciar Pine Island en la Antártida Occidental.
Massom dijo que la división en la lengua de hielo y la presencia de los iceberg Mertz y B-9B podría afectar a la circulación oceánica mundial.
La zona es importante para la creación de agua salada y densa que es clave en la circulación oceánica mundial. Esto se produce en parte por la rápida producción de hielo marino que el viento lleva continuamente hacia el oeste.
“La eliminación de esta lengua de hielo flotante podría reducir el tamaño de la zona de aguas abiertas, lo que podría ralentizar la tasa de producción de salinidad en el océano y la tasa de formación de agua de fondo de la Antártida”, dijo.
El científico indicó que había riesgo de que ambos icebergs se quedaran varados en bancos de arena, interrumpiendo la creación de la agua densa y salina y la cantidad que se hunde al fondo del océano.
Los océanos actúan como un volante gigante para el clima del planeta, alternando el calor a lo largo del globo a través de las miles de corrientes por encima y debajo de la superficie.
Con un grosor de 400 metros, el iceberg podría llenar el puerto de Sidney unas cien veces. El iceberg también podría perturbar la biodiversidad excepcionalmente rica de la zona, que incluye una importante Colonia de pingüinos emperadores cerca de Dumont d’Urville, donde se encuentra una estación científica francesa en la Antártida.
Como un diente flojo. “La lengua de hielo estaba casi desprendida y colgaba como un diente flojo”, indicó Benoit Legresy, un glaciólogo francés que monitorea el glaciar Mertz desde hace una década, en un trabajo conjunto con científicos australianos.
La marea y las corrientes oceánicas golpean constantemente las áreas expuestas, mientras que veranos más largos y temperaturas más altas también contribuyen a dichos cambios. “Obviamente al calentarse el agua, estas lenguas de hielo se volverán más frágiles”, indicó Legrosy, quien trabaja en el Laboratorio de Geofísica e Investigación Oceanográfica, en la ciudad francesa de Toulouse.
La lengua del glaciar Mertz, en la cual se han instalado sistemas de GPS y otros instrumentos de medición, podría proporcionar información valiosa sobre el desprendimiento de un iceberg de un témpano de hielo. “Por primera vez tendremos un registro detallado del ciclo completo de una separación de un iceberg: antes, durante y después”, señaló el científico francés.