“El tema ambiental debe ser tratado en forma transversal y permanente en las escuelas. Sabemos que se está destruyendo el ambiente y se ha roto el equilibrio ecológico”, dice el legislador (Nuevo Encuentro) José María Tessa.
“Están fumigando a las escuelas con alumnos y docentes”, resalta. “Pero los chicos deben ver que hay otras formas de producción, ya que esos elementos que se emplean se relacionan con un modo de producción agroindustrial que se desarrolla en la Argentina, sin medida, sin control, sin regulaciones. Hay países donde aún se fumiga con glifosato, lo que está mal, pero hasta ellos utilizan tres litros por hectáreas, mientras en la Argentina es derraman 12 litros por hectáreas”.
Pruebas científicas. “Además está totalmente demostrado, por las Universidades nacionales de Rosario y de Córdoba, que el nivel de cáncer es el doble en los pueblos fumigados que en los que no reciben fumigaciones. En la semana se difundió una investigación de la Universidad Nacional de la Plata donde se revelaba que se había hallado glifosato en algodón, gasas, hisopos, toallitas y tampones. Otra investigación encontró la presencia del herbicida en la orina del 90 por ciento de los vecinos de Mar del Plata”, señala.
Retroceso legal. “Todo está comprobado, pero es lamentable que las autoridades provinciales, empeoren la situación en lugar de mejorarla. Si se compara la ley de la diputada socialista Inés Bertero, que logró recientemente la media sanción en la Cámara de Diputados de Santa Fe, con la del promulgada en 1995, se establecía un resguardo de 500 metros alrededor de los pueblos, y 1.500 para la fumigación aérea, pero ahora se amplía la zona a fumigar, al fijar 200 y 800 metros, respectivamente”.
Entre los opositores al avance de las zonas fumigadas y en defensa de la salud, se movilizaron frente a la Legislatura, integrantes del Foro por la Salud y el Ambiente y la Multisectorial Paren de Fumigarnos.
En tanto, Tessa insiste que, como docente de larga trayectoria y dirigente gremial del sector, la defensa del ambiente está muy vinculada al proceso educativo. “Se debe asumir esta tarea y generar trabajos sobre la problemática, aunque no llegue material desde el Ministerio”, aseguró el legislador que había presentado la iniciativa de entidades ambientales, para la prohibición de las fumigaciones aéreas más cercana a los 800 metros de una población en Santa Fe.
Sobre esa educación por un ambiente saludable, afirmó: “Hay que generar procesos de concientización muy fuertes para que la gente se pueda organizar. Las leyes son productos de las correlaciones de fuerza en la sociedad, pero el poder de Monsanto es el dinero y la fuerza del agronegocio es dinero”.
“Para lograr una relación de fuerza popular es importante la educación y los valores que trabajamos con los niños, y que ellos trasladan a sus padres. Pero también hay que enseñarles que a las escuelas rurales no van lo hijos de los dueños de campo, van los hijos de puesteros, peones, tamberos, y parecería que no importa eso. Tampoco los hijos de los ricos viven en las orillas de los pueblos, allí están los más pobres”, sostiene Tessa.
condena social. Pero, el legislador advierte que “los pueblos donde hay mucha soja y glifosato la gente está reaccionando, en organizaciones y también en las escuelas, ”.
Para el trabajo en el aula con el tema, ya en 2011 el Ministerio de Educación y la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación presentó el “Manual Educación Ambiental para descargar. Ideas y propuestas para docentes”. El ministro Alberto Sileoni indicó al presentar el manual que se habían publicado 350 mil ejemplares en todo el país. Cada provincia realizó la distribución.