"Como no tengo nadie que me presione, soy salvaje, como en mis épocas primeras; no tengo obligación con ninguna discográfica y ninguna marca; puedo hacer lo que quiera". Así comenzó el diálogo con La Capital Favio Posca, que regresa a Rosario con "Bad Time, Good Face", su exitoso séptimo espectáculo, que según adelantó, llega renovado y con un personaje nuevo. "Prácticamente después de tres años, sólo le ha quedado el nombre", aseguró. La función será hoy, a las 22, en el teatro El Círculo (Laprida y Mendoza).
—Prácticamente después de tres años le ha quedado el nombre. Ha mutado tanto, le saqué y puse videos nuevos. Tranquilamente podría ser como el EP de un disco, tiene canciones y personajes nuevos como Astroboy. Son dos horas arriba. En vez de cambiarle el nombre estoy creando sobre el mismo título. Como no tengo nadie que me presione, soy salvaje, como en mis épocas primeras; no tengo obligación con ninguna discográfica y ninguna marca; puedo hacer lo que quiera.
—Yo soy así, respeto y hago honor a mi propia esencia, no es que me lo propongo. Soy salvaje desde lo libre, desde cómo me río y me expongo arriba de un escenario, desde lo que digo como artista, como invoco la libertad mediante la risa y el desprejuicio absoluto y la libertad de hablar como quiero del comportamiento humano, descaretear a los prejuiciosos y hacer reír a los que me siguen, que no son prejuiciosos.
—¿El prejuicio te juega en contra?
—Obviamente soy un luchador. Solamente me pueden aceptar por el talento y por la diversificación artística que tengo. Creo que hasta que me aceptaron el periodismo o lo medios pasaron muchos años porque no soy un artista difícil de digerir, pero se dieron cuenta que me sigue mucha gente joven, que normalmente no va al teatro. Me aceptaron a fuerza de talento, pero me ha costado y me sigue costando, se sigue levantando gente ofendida.
—Empezaste a trabajar a fines del 80, y personajes como El Perro persisten desde hace veinte años...
—Yo arranqué haciendo teatro en el San Martín, clásicos y demás. El proyecto propio arrancó en el 92. Este es mi séptimo espectáculo. "Mamá está presa", "Boster Kirlok" o "Lagarto Blanco" no tenían nada que ver con este show por más que estuviera El Perro. Sí, me siguen acompañando algunos personajes que son hits, pero esos personajes no cantan las mismas canciones ni dicen lo que decían. Uno va creciendo y modificando sus ideas con una estética y una ética, y a mis personajes también les pasa eso. Tipito sigue vivo y en este show está muy arriba, canta una canción a capella con dos enanos que tiene en la cabeza. La locura y la psicosis varía según las pastillas que tome. Pero son como nuevos discos de una misma banda. ¿Cómo hicieron los Rolling Stones para mantenerse durante tanto tiempo? Es como una banda de rock que se ha mantenido durante veinte años. La gente todo el tiempo está viendo cosas nuevas. Y está El Perro, sí, pero cuenta historias con lo que fue viviendo en estos años que no son las anécdotas que contaba en otros shows.
—¿Cuáles son los grandes hits?
—No hay grandes hits. Eso sería que El Perro cante "El pato borracho" u otras canciones. Yo odio los grandes hits. Hay canciones nuevas. También está Tipito y Angelito que canta dos canciones que estrené hace dos meses. Una se llama "Sueño, te espero despierto" y la otra "Los grillos toman" y son muy rockeras.
—¿De qué forma encarás la realidad a través de tus espectáculos?
—Yo tengo mi propia realidad. Me aburre un poco hablar del momento socio político económico... porque eso lo vemos en los noticieros y en el día a día. Me parece que la gente va a divertirse y ve en mi un cable a la fantasía y al delirio. Obviamente mis personajes son muy reales y hay una bajada política desde un concepto artístico del comportamiento humano. Todo es político. Pero me aburre mucho hablar del aquí y ahora de lo que nos pasa a los argentinos. Hablo más de las adicciones, de la soledad, de la discriminación, de la ignorancia, del alambrado entre la ciudad y las villas, de la locura. Me meto en temas que a mi como artista me mueven mucho más que hablar o criticar a algún político llanamente y literalmente. Me parecería muy aburrido. Y aparte la gente no espera eso de mí. Cuando van a ver mis shows esperan la locura y el delirio que tienen que ver con una narración que está pensada desde un lugar más cinematográfico. También con la música. Tiene mucho que ver con el rock y con lo que consumen los chicos más que otras cosas.
—Tus personajes son extremos, pero no dejan de ser conmovedores, seres falibles...
—Absolutamente, son fallados. Y a la vez en "Bad Time, Good Face" hablo un poco de eso. Al mal tiempo buena cara es autorreivindicarse y no quejarse de la falla. Eso es lo que hacen mis personajes. No se quedan de la falla. Directamente ni siquiera hacen tanto hincapié. Hay un personaje como Astroboy que nació con los brazos pegados al cuerpo, tiene dos membranas que no le permiten estirar los brazos. Lo que lo salva es el odio, no el amor. El odió tanto que lo cargaran de niño, que las maestras lo hicieran tomar distancia porque siempre tenía la distancia perfecta; odia no poder festejar un gol, que todos se abracen y él no pueda hacerlo. Odió tanto que el odio lo transformó en Astroboy. Es una psicosis tan cómica y tan loca, pero a la vez te bajo a la ciudad. Qué le pasa con el otro ser humano. Y tiene un texto muy interesante y desde ahí sí abordo la realidad, desde la locura y el odio que puede tener este tipo. Y hay texto en el a Astroboy lo abordan tres villeros y le dicen "dame plata, dame plata". Y él les dice "No quiero pelear contigo. Eres villero, tienes que volver a la villa y reivindicarte, tratar bien a tu madre, no fumes paco. Yo nací con los brazos pegados al cuerpo y no voy a la villa a romperte los huevos como una obligación de que vos me ayudes. ¡No me rompas más los huevos!". En un punto sí hay una bajada de línea que tiene que ver con lo político, pero no desde la cosa partidaria. Yo soy un artista y creo que la política no va de la mano con el arte. De lo contrario tiene que ver con lo partidario y te empobrecés artísticamente. Yo soy un tipo libre que puede opinar para un lado o para el otro las cosas que me parecen bien o mal, pero como Favio. Y en el escenario pongo cosas desde el comportamiento humano que por ahí traslucen ciertas consecuencias de lo que somos. Obviamente que con mucha risa. Arriba y adelante la risa. Pero mucha gente se puede ir sin pensar absolutamente nada. No pretendo que piensen demasiado en lo que quise decir. Si a alguno le cae una ficha mejor, porque hay un trasfondo en mis shows, obviamente. Obviamente que con ternura y con amor. Yo no me río de la locura , me río con la locura. Y le quito el miedo a la locura. Es liberador. Lo mismo para todos los personajes.
—Como un exorcismo...
—Absolutamente. Creo que exorcizar tiene que ver con la libertad. La risa medio que te exorciza. De hecho la risa es como una especie de convulsión que libera endorfinas, energía y represiones. La risa te hace transpirar, con lo cual fijate todo lo que libera.
—¿Cómo funciona la puteada, que por otra parte, unos más y otros menos, todos conocen y utilizan?
—La puteada la utilizo en el comienzo del show. Hay un video donde digo que muchos critican, sobre todo lo jurados de los premios, que dicen cómo le vas a dar un premio a Posca. Si hiciera un clásico se lo daríamos, pero sigue siendo tan salvaje que lo sacamos de todas las listas de nominaciones porque no existe. Y es cierto, me lo han dicho. Hago un video riéndome de todo eso. Muchos jurados dicen, y me han dicho, por qué no hago algo que tuviera más que ver con el teatro de ideas, como si lo mío no tuviera ideas, un teatro en el que no putee tanto. Entonces yo digo que la puteada es lo más naif de mis shows. Lo fuerte y lo interesante como artista no está en la puteada, sino en todo lo que hay detrás de la puteada. Muchos se quedan en eso y ahí se pierde la riqueza del show, de todo lo que hablo. "Pero hablás de la droga", me dicen. ¿Pero vos te detuviste a pensar desde qué lugar hablo de la droga?. Yo estoy hablando de las adicciones. Como dice Angelito: "Yo soy un ejemplo... de mierda, a no seguir". El mensaje es totalmente no a la droga. Pero no lo digo desde un lugar literal y tonto y obvio. Me las rebusco y me rompo el alma para ser creativo y darle una vuelta de tuerca y quitar toda la obviedad al respecto y poder hablar libremente de las adicciones, y encima riéndonos. Hay mucha confusión que tiene que ver con la ignorancia. Además no uso la puteada como remate, por eso no me considero un humorista. Me considero un artista que hace teatro, música, un creador. Voy narrando y, en el medio, si hay que putear, puteo.
—¿Volvés a la televisión después de "Condicionados"?
—Terminé de grabar "Condicionados", que fue buenísimo, algo bien distinto después de hacer de Ronco Milevich en "Los únicos", y con un elencazo. Y ahora hablamos con (Marcos) Carnevale, el autor de "Condicionados", para una película que escribíamos juntos y empezaríamos a filmarlo en septiembre. Me ofrecieron un par de telenovelas, pero no me interesaron. En tanto no me interese algo... Puedo estar dos años sin hacer tele y no pasa nada. No soy un tipo adicto a la tele.