Todo aquel que pretenda mirar un culebrón para ver una simple historia de amor y distenderse de los infiernos cotidianos va por mal camino con "Esa mujer".
Todo aquel que pretenda mirar un culebrón para ver una simple historia de amor y distenderse de los infiernos cotidianos va por mal camino con "Esa mujer".
La tira que debutó el lunes en la TV Pública mostró un costado melodramático, un guión frágil y a la vez sobrecargado de información, y actuaciones poco convincentes. Andrea del Boca transita expresiones aniñadas, místicas y de femme fatale sin cambiar de tono. Muy poco para un lanzamiento televisivo que se presumía como importante.
Si hay una regla de oro en las telenovelas es que no puede pasar todo junto en el primer capítulo. Y en "Esa mujer" pasó todo en el mismo día del debut.
La acción comienza ocho años atrás cuando una mujer embarazada tiene un accidente en el que pierde la vida. De allí a la escena del velorio, breve pero sobrecargada. Una postal de la apuesta lacrimógena de la novela escrita por Enrique y Feliciano Torres, con dirección de Nicolás del Boca.
Ya en el presente se verá en acción a Nicolasa (Del Boca), una mujer sufrida, que asumió la maternidad del hijo de su hermana, y que tiene como misión encontrar quién es el papá de ese chico. Nicolasa es buena, querida, justiciera y trabaja como payamédica (asistencia a los pacientes hospitalizados mediante el uso de técnicas de payaso), pero un día le sale todo mal. Su médico le anuncia que le queda un año de vida por un tumor maligno avanzado, su novio Alejandro (colaboración poco feliz de Julián Weich) la abandona el mismo día de la mala nueva, y encima hasta un auto la empapa cuando cruza la vereda. "Qué más me puede pasar hoy, Jefe", reclama mirando para arriba, en un gesto místico que se repetirá, con luz incluida, en otros tramos del debut. Cualquier parecido con Pinina, su personaje en "Papá Corazón" (1973), cuando hablaba con su madre muerta, ojalá sea pura coincidencia.
En una secuencia temática muy estereotipada, los villanos son muy malos (con Roberto Carnaghi a la cabeza, como parte de una logia macabra) y los buenos son extremadamente buenos, como el padre y la madre de Nicolasa, que se obsesionan por descubrir si su hija tuvo un accidente o fue asesinada. Claro, hay un momento en el que aparecerá el galán, Ignacio (Pedro Segundo Cernadas), quien se cruza con Nicolasa en un torpe choque (¿cuántas veces se vio esa escena?) y al mirarse ambos quedan encandilados. Miel y melodrama, más de lo mismo.