Hace nueve años Carlos Fuentealba reclamaba por mejores salarios y condiciones de trabajo junto a otras maestras y maestros neuquinos. Hacía un mes que pedían una respuesta al entonces gobernador Jorge Sobisch. A cambio, los docentes recibieron una feroz represión, que terminó con el asesinato del educador.
Quien ejecutó a Fuentealba fue el ex cabo de policía Darío Poblete, actualmente preso. Sin embargo, el operativo policial desplegado el 4 de abril de 2007 para reprimir a la docencia fue ideado por Eugenio Burzaco, hoy segundo en el equipo del Ministerio de Seguridad de Nación, liderado por Patricia Bullrich. No es difícil deducir cuánto tuvo que ver Burzaco en el diseño del Protocolo de Seguridad que implementa el gobierno de Cambiemos.
La pretensión de los autores intelectuales y responsables políticos de este brutal asesinato es hacer borrón y cuenta nueva. Olvido y a otra cosa. Algo que la docencia argentina no está dispuesta ni a perdonar, ni a olvidar ni a negociar. Por el contrario, el pedido es de memoria, verdad y justicia. Ya advirtió la titular de la Ctera y Amsafé provincial, Sonia Alesso, que de ser necesario llegarán a la Corte Interamericana de Derechos Humanos para que no haya impunidad.
El paro nacional previsto para hoy por los docentes públicos y privados será contundente y seguramente será una lección para los que siguen sosteniendo que “hay que darle tiempo” al nuevo gobierno. En apenas cien días sólo ha crecido la pobreza, se desecharon políticas públicas inclusivas clave, se consumaron la entrega de la soberanía nacional a los fondos buitre (ayudados con traiciones sospechadas y otras no tanto) y el despido de miles y miles de trabajadores del sector público y privado.
Además de dejar en claro el desprecio por la cultura y la educación y concretar la censura de las voces de la prensa más disidentes y de gran peso en la opinión pública (Víctor Hugo Morales, Pedro Brieger, Roberto Navarro, los despidos en Radio Nacional y la desaparición de Telesur, por citar unos pocos ejemplos).
El paro del magisterio de hoy lleva como consigna principal que no quede impune el asesinato de Carlos Fuentealba, pero también que no se criminalice la protesta social, se resuelvan los conflictos provinciales en Santiago del Estero, Jujuy, Santa Cruz, Tierra del Fuego y Mendoza; y se cumpla la paritaria firmada hace un mes. Conflictos que se multiplican en cada rincón del país y se viven con la incertidumbre de saber qué pasará con el programa socioeducativo de coros y orquestas, con la entrega de netbooks a las escuelas secundarias y el mantenimiento de las que ya están en manos de más de cinco millones de estudiantes (recibidas hasta 2015); qué con los Centros de Actividades Juveniles (CAJ) e Infantiles (CAI) los que sostuvieron hasta el año pasado talleres de arte, ciencia o la rica experiencia de las radios escolares; qué pasará con el programa de formación docente Nuestra Escuela (Escuela Abierta, en la versión santafesina), y qué con los planes como el Finalización de Estudios Primarios y Secundarios (Fines) que permitieron a quienes adeudaban una pocas materiales terminar su secundario. Qué con las iniciativas de apoyo a la permanencia en la educación obligatoria, como las tutorías académicas. ¿Está realmente garantizada la jornada ampliada? Todos programas que buscan que los chicos, las chicas y jóvenes estén más tiempo en la escuela, con más oportunidades de educación, y que ahora están en claro peligro de no continuar.
También es deseable saber qué harán las provincias —Santa Fe incluida— que se han beneficiado directamente y hasta sacado rédito político de estas propuestas nacionales: ¿hasta cuándo podrán seguir especulando si Nación les manda el dinero para que continúen?
Para hablar sobre todos estos temas que hacen a la política educativa nacional, desde febrero último La Capital ha tratado de entrevistar al ministro de Educación y Deportes de la Nación, Esteban Bullrich. Ante la insistencia periodística, recién el martes pasado, desde la oficina de prensa del ministro, respondieron a esta solicitud con un escueto: “No estamos haciendo entrevistas, por ahora.”
Parece una marca de Cambiemos la ausencia de respuestas en momentos de definiciones. El año pasado el candidato del PRO santafesino a la Gobernación y ahora embajador en Panamá, Miguel del Sel, se negó a responder en forma personal a este medio cuatro preguntas sobre educación (cómo garantizar la educación obligatoria, la política con los docentes, el perfil de ministro del área y alguna propuesta clave para Santa Fe), sólo aceptaba hacerlo por escrito. Todos los demás políticos lo hicieron sin ningún condicionamiento (Miguel Lifschitz, Omar Perotti, Antonio Crivaro y Oscar “Cachi” Martínez).
La continuidad de políticas inclusivas, sociales, abrazadas a la enseñanza de los derechos humanos, al valor afectivo que tiene que un pibe aprenda música, que otro pueda terminar la escuela que no pudo seguir en su momento, que una joven de un barrio marginal reciba una computadora y con ese gesto se le reconozca que merece soñar con un horizonte mejor, que los adolescentes tengan la posibilidad de darle voz a un medio propio, todo eso y más son las razones que se verán marchar en el principal centro porteño y en las provincias, intentando hacer visible lo que se quiere esconder y negar.
Y sobre todo para recordar que la muerte de un maestro no se olvida: “Estás en la memoria viva, en el camino recorrido y por recorrer, estás en los sueños y utopías de todos los que quieren una vida justa y digna. Carlos, desde tus días como trabajador de la construcción hasta tus días como profesor, siempre estuviste comprometido con las causas justas, siempre, como decimos nosotros «en el aula y en la calle», con esa sonrisa que recordaremos aquellos que «no olvidamos»”. (Del video “Maestro de vida” realizado por Ctera en 2007 y leído por Alfredo Alcón).