Dos semanas después de las elecciones provinciales que le dieron un apretado triunfo a Miguel Lifschitz ya es posible intentar analizar algunas situaciones previas y posteriores al acto electoral que no deberían pasar desapercibidas.
Por Jorge Levit
Dos semanas después de las elecciones provinciales que le dieron un apretado triunfo a Miguel Lifschitz ya es posible intentar analizar algunas situaciones previas y posteriores al acto electoral que no deberían pasar desapercibidas.
El fervor de la campaña y sus resultados tienden a desdibujar algunas señales importantes porque las pasiones se exacerban, la mira en el adversario se agudiza y el interés por permanecer activo en política genera ansiedades.
Uno de los casos más notorios, no el único, es el del senador Carlos Reutemann. Sin ninguna connotación de orden ideológico en cuanto a la propuesta política que ahora representará con el PRO (eso lo decidirá el electorado), la intervención del ex automovilista y ex gobernador deja más que algunos interrogantes.
Antes de los comicios y habiendo pasado a las filas del partido del jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri, (meses atrás venía coqueteando con Sergio Massa), Reutemann produjo el primer sacudón. “A Miguel Del Sel lo apoyo hasta ahí nomás, lo hago por pedido de Macri, no tengo nada que ver con sus equipos ni he hablado de su plan de gobierno”, salió a decir a los medios de una manera inexplicable para un flamante socio político. Pero esa no fue la única advertencia: “Omar Perotti es muy buen candidato”, fue la frase con la que cerró sus dudas respecto a Del Sel. No pasó más que un par de horas para que la oficina de prensa de Reutemann difundiera un comunicado dando un amplio respaldo a la candidatura de Del Sel y en el que se decía todo lo contrario a lo que el propio Reutemann había afirmado poco antes.
Al día siguiente todo quedó aclarado cuando Macri anunció que Reutemann sería el candidato a senador del PRO en Santa Fe, con lo que quedó en evidencia que las declaraciones de Reutemann restando apoyo a Del Sel habían sido una forma de presión para que se defina su candidatura. Una vez que Reutemann resolvió su situación personal (postularse para el Senado) todo volvió a la normalidad, se mostró junto a Del Sel y apareció con el actor en los momentos clave de la campaña, aún en Santa Fe el mismo día de las elecciones.
Reutemann fue gobernador de Santa Fe durante dos períodos (1991-1995 y 1999-2003) y senador nacional por tres períodos: entre 1995 y 1999 el primero, de 2003 a 2009 el segundo y de 2009 a 2015 (termina en diciembre) el tercer mandato. Es decir, cumplió ocho años como gobernador y se encamina a sus 16 años en el Senado. Si es reelecto con el PRO alcanzará los 22 años en la Cámara Alta de la Nación. Esta breve reseña no es un cuestionamiento a la permanencia en los cargos electivos, que también se detecta en todos los partidos de la provincia y del país, sino a tratar de comprender por qué un político con tamaña trayectoria en la función pública debió apelar a una estrategia política propia de una estudiantina universitaria para que el PRO se decida a nombrarlo su candidato a senador.
Federalismo. Tampoco pasó desapercibido la presencia de Mauricio Macri la noche de los comicios cuando tanto Lifschitz como Del Sel se habían adjudicado el triunfo electoral.
Otra vez, sin ninguna consideración por su propuesta de gobierno ni análisis ideológico, sino como una manera de interpretar conductas, lo ocurrido con Macri arriba de un escenario en la ciudad de Santa Fe la noche del domingo de elecciones pareció haber salido de lo peor del centralismo porteño. Con un tono admonitorio y un dedo elevado acusador, el jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires vino a la provincia de Santa Fe para advertirles a las autoridades cómo debían comportarse y qué debían hacer tras sembrar de dudas la legitimidad del acto electoral, que finalmente lo definió la Justicia y no el gobierno. Se comportó parecido a un “virrey” que no comprende que sus atribuciones terminan en la avenida General Paz y que el país ha adoptado un sistema de gobierno federal. En ese escenario también estaba el senador Reutemann, que representa a la provincia en la Cámara Alta, pero que no pareció molesto por el “reto” que el porteño Macri les estaba dando a los santafesinos.
Despiste. Hace un tiempo, Reutemann respondió a algunas críticas sobre su aparente falta de vehemencia y coraje político al recordar que cuando era corredor tomaba las curvas a 250 kilómetros por hora. Pero lo que sí quedó claro es que ha aprendido a maniobrar en política y a ubicarse siempre donde le resulta conveniente. Por eso el pase del peronismo al PRO (asomaba con ciertas posibilidades ganadoras en la provincia) y su particular interpetación del resultado de los comicios cuando se conoció que Miguel Del Sel no había hecho la gran elección que muchos preveían. Fue así que a las pocas horas del cierre del acto electoral, Reutemann repasó lo ocurrido y dijo que siempre había tenido dudas sobre si Del Sel podría seducir a los “sectores medios a altos pensantes”, de la provincia como sí había hecho con los más populares. De inmediato, Del Sel salió a responder en público (todos imaginan lo que habrá dicho en privado) que no estaba de acuerdo con el análisis de Reutemann y que había recibido votos de todos los sectores.
Se comparta o no la propuesta política del PRO que encarnó Del Sel, sí fue notable la fuerza anímica que el actor le imprimió a su campaña y, más allá de los chistes desafortunados y su escasa formación política, fue un candidato que intentó hablarle con franqueza a la gente. Por eso, si Reutemann sostiene que los sectores medios a altos “pensantes” no lo votaron, se infiere por lógica deducción que los sectores populares que sí lo habrían elegido son “no pensantes” e intelectualmente inferiores. No hay dudas que esa concepción absurda y elitista significa un desprecio al poco más de medio millón de votos que obtuvo Del Sel y una mirada clasista que recuerda a los impulsores del voto calificado. Como un elemental silogismo, a través de ese pensamiento se podría inferir que trabajadores, estudiantes de origen humilde y todos los que no integran los sectores medios-altos de la población no son pensantes y que esa potestad intelectual sólo está presente en niveles sociales más acomodados. El PRO, institucionalmente, debería haber repudiado esa teoría del voto pensante y no pensante para Del Sel porque marca una filosofía retrógrada incompatible con la democracia que seguramente no todos sus militantes y votantes comparten.
Al Senado. ¿Qué voto irá a buscar Reutemann por la provincia en su campaña para su cuarto mandato en el Senado? ¿Intentará seducir a los pensantes o a los no pensantes? Por primera vez en muchos años su elección no está absolutamente asegurada y esta vez su muñeca política parece no haber estado del todo aceitada para ubicarse en el lugar del ganador.
El peronismo (que ahora abandonó después de haber obtenido todos sus cargos por ese partido a lo largo de 24 años) y el Frente Progresista tienen candidatos muy competitivos que podrían hacer que Reutemann pierda la elección y se quede afuera del Senado. Si eso ocurre, ¿a qué sector social de la población le echará la culpa por no haberlo votado?