Si bien ya pasaron varios días desde su realización, siguen las repercusiones de la fiesta del Concejo. Ahora es el turno de los regalos que aportó cada una de las bancadas para sortear entre los empleados. Y, es justo decirlo, que la gran mayoría contribuyó con obsequios que fueron muy bien recibidos; smart TV, tablet y numerosos presentes que combinaron elegancia y buen gusto. Pero hubo uno en especial que unificó todas las opiniones: nadie quería ganarlo. En efecto, al set silla playera-termo-heladerita le disparaban todos, varios cruzaban los dedos y algunos hasta tiraron sal por sobre el hombro para alejar ese regalo de sus caminos. No vamos a revelar en esta columna quiénes fueron los autores intelectuales de ese regalo. Pero, compañeros, para la próxima hay que levantar la puntería.
La disputa es voto por voto