El calendario no le da tregua al Canalla. Ahora los dirigidos por Eduardo Coudet ya están focalizados en el cotejo clave que afrontarán el jueves ante River en Montevideo con la intención de seguir escalando en el grupo 2 de la Copa Libertadores. Igual todavía resuenan los ecos de la derrota por la mínima diferencia del último domingo ante Patronato, donde los auriazules dejaron el invicto en el certamen doméstico. Justamente el encuentro disputado en Paraná no es para guardarlo en el archivo, sino para revisarlo, porque le puede entregar un aspecto positivo al equipo de Arroyito a pesar de haberse quedado con las manos vacías. La enseñanza es que ser “el equipo de moda” y estar en boca de todos para los halagos tiene un precio alto, que es la motivación extra que tiene cada rival para querer tumbarlo y complicarle la vida. Patronato se jugó la final del mundo y con esto deberá lidiar Central de acá en adelante.
A esta altura hay que decir que ya todos los rivales conocen de memoria a cada una de las individualidades canallas, a diferencia del año pasado cuando este proyecto futbolístico sorprendió a propios y extraños. Giovani Lo Celso, Franco Cervi y Víctor Salazar, por citar algunos juveniles, ya no son desconocidos para los adversarios. Ni hablar de Marco Ruben y Larrondo, que con sus goles llenan páginas de diarios y minutos de televisión cada semana. Patronato, como harán los oponentes que vengan, trató de marcarlos de cerca, hostigarlos, incomodarlos y en algunos pasajes lo consiguió.
Por supuesto que el desafío es buscar variantes posicionales y de esquema para apelar al factor sorpresa y seguir lastimando a los rivales, como bien lo hace el Canalla desde hace un tiempo.
Lo concreto es que estar en el tope de la vitrina del fútbol local, tener jugadores citados a las selecciones y no parar de recibir elogios, no hace más que motivar a los rivales y a compenetrarlos al máximo en querer tumbar a este equipo que juega lindo, gana mucho y pierde poco. Se puede decir que hoy Central es un equipo que está de “moda”. Y hay que admitir que nadie le regaló nada y todo lo que consiguió lo hizo con trabajo y convicción. Es placentero verlo jugar. Tan placentero como es para los adversarios estudiarlo en la previa, neutralizarlo en el partido y tratar de vencerlo en los 90’.
Central viene bien más allá de la derrota. Pero Coudet deberá mantener la línea futbolística y apelar al factor sorpresa para potenciar la ambición de lograr cosas importantes.