Esta semana los estudiantes del Instituto de Educación Superior (IES) Nº 28 Olga Cossetini fuimos protagonistas de las noticias en varios medios de comunicación. El motivo, la organización de una clase pública y asamblea con corte de calle en la puerta del edificio del Normal Nº 1, debido a los constantes atropellos e injusticias que sufrimos quienes estudiamos en dicha sede.
El “Olga Cossettini” es uno de los institutos de formación superior más importantes de la provincia. Nació en los albores de la década del 60, justamente en el edificio de Entre Ríos casi Mendoza. Hoy el instituto cuenta con nueve carreras, siete profesorados y dos tecnicaturas, con alrededor de 2 dos mil 500 estudiantes regulares y más de 4 mil 500 registrados en los padrones.
El IES 28 es uno de los pocos de la provincia que cuenta con edificio propio. A pesar de esto, nos queda chico. No todas las carreras tienen lugar en la sede de Sarmiento 2902: dos de ellas se desarrollan en el mismo edificio en el que funciona el Normal Nº 1. Son los profesorados de lengua y literatura y de ciencias de la educación, con alrededor de trescientos estudiantes. Las desigualdades entre las sedes son notorias, como la falta de acceso a lugares de reunión, SUM, biblioteca, fotocopiadora gestionada por el propio claustro estudiantil, entre otros malestares. Además esto genera un constante sentimiento de ambigüedad entre ambas sedes y “estar de prestado” nos quita sentido de pertenencia al lugar y una sensación amarga, porque todo lo que se propone, no se puede por estar “de paso”.
La situación del “Olga” no es la excepción. La gran mayoría de los Institutos de Educación Superior de la Provincia se encuentra en igual o peor situación: no cuentan con edificios propios, funcionan en contra turno en escuelas secundarias y primarias, siempre con la lógica que están “de prestado”. Los directivos y/o rectores de estas escuelas no permiten el uso de la totalidad de los edificios, no se pueden hacer modificaciones en las instalaciones, cierran aulas, laboratorios y baños. Por ende las discusiones entre las distintas autoridades de las instituciones que conviven son constantes. Algunos institutos funcionan en dos o tres sedes y hasta en un hipódromo, la fragmentación es tremenda y la educación pública superior sigue siendo relegada y marginada.
Reclamo histórico. Como consecuencia de las divisiones, la organización estudiantil se debilita y el desinterés de los estudiantes por lo que ocurre más allá de su carrera, resulta moneda corriente. Sumado a esto, la situación de los edificios donde se estudia es deplorable, ya que muchos se inundan, tienen paredes electrificadas, revoques que se caen, baños inhabilitados, entre otros males.
El reclamo histórico de los IES en cuanto al edificio propio no es un mero capricho, es una necesidad imperiosa de estudiar en condiciones dignas. Desde el Ministerio de Educación, año a año, gestión tras gestión, se oyen promesas, se firman actas, se elaboran planos, se asignan terrenos para construcciones futuras, pero lamentablemente la plata nunca llega. Las promociones de estudiantes que ingresan a los terciarios son anualmente mayores, pero las condiciones para estudiar una carrera docente o técnica son cada vez más pobres.