Charlas en el Café del Bajo - Sábado 12
—Hace unos días escribió una joven, Marisol, estudiante y trabajadora, planteando su
decepción por las cosas que se veían en este país y manifestando sus deseos de claudicar en el
estudio.
12 de abril 2008 · 03:05hs
—Hace unos días escribió una joven, Marisol, estudiante y trabajadora,
planteando su decepción por las cosas que se veían en este país y manifestando sus deseos de
claudicar en el estudio. Nuestra respuesta, palabras más o palabras menos, fue que en la vida no
hay que darse por vencido, a pesar de todo. Ahora ha escrito Mariela. Dice la lectora: "Candi: me
sumo a la respuesta que le brindó a Marisol. Mi vida es trabajar, en un trabajo de 8 a 12.30 y en
otro empleo desde 14. 30 ha 21.30, así de lunes a sábado. Cumpliendo lógicamente la misma función.
Hoy me permito reenviar una carta que me llega a través de una amiga que desde noviembre eligió
vivir en otras tierras, tal vez usted ya lo recibió por otro medio, me impacta, me preocupa. Tengo
34 años y soy madre de dos jóvenes: Mara de 16 y Micela de 12. Me pregunto: ¿es tal cual lo
presenta este actor, vivimos en ese país? ¿Es tal cual como dice Fernando Peña? ¿Qué futuro puedo
brindarle a mis hijas? Mi amor y mi orgullo de madre me permiten soñar algo mejor, pero luego de
leer esto; sumado a la últimos acontecimientos, realmente me duele el corazón. Amo a mi país, pero
me siento impotente, agobiada. Realmente el día a día duele, cuando sucede la violencia producto de
la falta de educación, de la no contención familiar. Pero me niego a aceptar que es fomentado por
quienes deben cuidarnos. Candi espero pueda tener un minuto y leer estas líneas, desde ya
muchísimas gracias. Sueño con un mundo sin violencia, pero aterroriza ver el noticiero. Gracias por
sus palabras cotidianas".
—También hay una carta del señor Pablo que cuestiona la
charla que tuvimos con dos amigos días atrás y en la que dijimos que "algo huele mal en este país"
a propósito de comparaciones entre precios de productos en Estados Unidos y en nuestro país.
Publicaremos esa carta en los próximos días.
—Retornando al tema de hoy, Mariela, refiere a la carta
que Fernando Peña le enviara a la señora presidenta. En dicha carta Peña refiere, especialmente, a
la circunstancia que protagonizó Luis D"Elía con motivo de las movilizaciones en el marco del
conflicto del campo, y a quien de alguna manera pone como paradigma de lo patético en este país. La
verdad es que no es lo único desgraciado en esta tierra a la que Dios bendijo con tantos dones y
riquezas y muchos maldijeron con tantas otras acciones. Este país no es una basura, este es un país
maravilloso, con gente maravillosa y con otra gente que, lamentablemente, no han contribuido a la
prosperidad y la paz de cada uno y nos ha llevado a un estado de cosas dramáticas. Y no exagero:
son circunstancias dramáticas y estamos pagando las consecuencias hasta con la propia vida. Lo que
ocurre es que los argentinos nos acostumbramos al drama, y en ocasiones lo tomamos como una
comedia, o lo malo lo toleramos como algo pasable y perteneciente al paisaje urbano de todos los
días. Y buena parte de la culpa o de la responsabilidad la tenemos también nosotros, los ciudadanos
comunes, porque cien años de frustraciones no pueden adjudicarse solamente a determinado ámbito o
clase de dirigentes.
—La raíz de los males hay que buscarla en una cuestión
de raigambre social y psicológica colectiva, de eso no tengo dudas.
Candi II
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