—Deseo reproducir una carta enviada por Germán. "Estimado señor Candi: en
relación a su respuesta a la carta enviada por un tal Sergio, con respecto al conflicto del campo,
quisiera comentarle que no coincido con su punto de vista en los siguientes aspectos: ested
escribió: "...al reaccionar los muchachos del campo se han fijado en sus intereses, sin considerar
que otros sectores están también mucho más confiscados...", ¿es por lo de ’mal de muchos,
consuelo de tontos’, o sea que el que está en una mala situación debe fijarse en quién está
peor y callarse la boca?".
—Primera respuesta: no estimado lector, no se trata de eso, se trata de un
concepto que se llama solidaridad, este concepto de solidaridad debió comprender no sólo los
propios intereses, sino los de aquellos que a lo largo del tiempo han sido histórica y atrozmente
confiscados en esta tierra. Por eso, antes que reclamar por la exacción, o quizá juntamente con
ella, la movilización debió llevar otro mensaje que resumo en estas palabras: "Reclamamos no sólo
por nosotros, sino por nuestros hermanos argentinos también sojuzgados a pesar de nuestro
aporte".
—Sigue diciendo el lector: "Con ese criterio habría que esperar a morirse de
hambre para quejarse ya que en todo el mundo hay niños en esa situación, sería algo así como
emparejar hacia abajo". Añade: "También escribió: ’...Por otra parte, y como también advierto
que piensa el lector, no justifico la violencia, ni moral ni física, ni la de los pobres ni la de
los ricos...’. Con este párrafo, ¿se refiere al patotero del gobierno mediante su ejercito
comandado por Luis D’Elia? Porque es la única violencia que he visto en todo este conflicto,
espero que los cortes de ruta no sea a lo que se refiere, porque en ese caso tendríamos que pensar
en algún método que pueda sustituir las medidas de huelga para poder llamar la atención de los
gobernantes ante una situación desesperada. Entiendo que es una medida extrema, pero ¿"violencia"?.
Gracias, y saludos".
—Primero: yo no quiero que el argentino que hoy pudo adquirir ciertos bienes
gracias a la devaluación que soportaron otros argentinos y que siguen soportando, sin que hayan
podido recuperar su poder adquisitivo, vuelvan atrás, al contrario. Pero anhelo, como ciudadano y
sobre todo ser humano, que aquellos que tienen un poco más no olviden luchar también por aquellos
que tienen menos y, en ocasiones, no tienen nada. Quiero ver cuando el gobierno, obligado por las
circunstancias, ceda y conceda al campo lo que reclama, quién saldrá a golpear las ollas por los
chicos sin trabajo, por los profesionales recién recibidos sin horizonte, por los tuberculosos del
norte y por los desnutridos que viven, no ya en el bosque norteño, sino a cuadras de nuestro
centro. Segundo: En efecto me referí a D"Elía, tal como lo escribí en otra columna y también a los
cortes. Jamás estuve de acuerdo con los piquetes. Opino que son medidas violentas. A mí me parece
que impedir el paso de un trabajador, de una familia, de un transporte con carga de alimentos,
arrojar frutas y carne al pavimento, como se pudo apreciar, y desabastecer a la población es, sin
ninguna duda, un acto de violencia física y moral. Y por último: sí, en efecto, hay que buscar
otros modos de protesta. En ningún país serio se permiten piquetes que no sean previamente
autorizados y debidamente diagramados. Además, para mí el fin jamás justificó los medios. Es mi
opinión, desde luego.