Charlas en el Café del Bajo - Jueves 21
—Algunas personas, especialmente algunos empresarios, operadores económicos, financieros, no
comprenden bien que es eso de la teoría del flujo y reflujo o del ir y venir. Han estudiado todas
las formas de negocios, las leyes del mercado; han inquirido en principios económicos, pero han
perdido de vista el gran principio que está presente en todo el universo.
21 de febrero 2008 · 00:36hs
—Algunas personas, especialmente algunos empresarios, operadores económicos,
financieros, no comprenden bien que es eso de la teoría del flujo y reflujo o del ir y venir. Han
estudiado todas las formas de negocios, las leyes del mercado; han inquirido en principios
económicos, pero han perdido de vista el gran principio que está presente en todo el universo.
—Al flujo corresponde un reflujo, cuando se entorpece una de estas acciones
se quiebra el orden natural y algo se complica. Puede parecer que el impedimento del libre juego de
este principio trae beneficios y esto hasta es posible que ocurra en determinada medida, pero al
fin la imposibilidad del movimiento perjudica al ser humano. ¿Y por qué hablo de operadores
económicos y financieros? Porque en el mundo son, en general, los que han impedido la libre acción
del mencionado principio. Han puesto el acento en las ganancias y el acaparamiento para la
acrecencia, pero no han distribuido parte de las utilidades entre los menos capaces para hacer
riquezas. La avaricia, la mezquindad se ha apoderado de ellos. Creen, claro, que el propósito se
cumple con la acumulación de bienes materiales sin importar, para la consecución de ello, el
destino de los otros seres. Más tarde o temprano descubren que eso era falso ¿Y cómo lo descubren?
Por el pago indemnizatorio que deben realizar a la vida por haber impedido, insensatamente, el
flujo y reflujo.
—De diversas formas. Esto puede mover a risa, pero quienes han estudiado y
seguido de cerca las vidas de ciertos personajes saben que de risa nada tiene. La caridad, la
verdadera caridad y no "el compromiso de la limosna", está bastante ausente de la vida de ciertos
seres humanos. Hay una hermosa historia narrada por el reconocido y famoso religioso Menajem Mendel
Schneerson, a quien visitaban ilustres personalidades de la vida pública de todo el mundo, a los
efectos de pedirle consejo sobre distintas cuestiones. Una vez lo visitó un gran empresario
preocupado porque las cosas no le marchaban bien, las ganancias se habían reducido. Pidió entonces
al religioso un consejo. Este le preguntó: "¿Cuánto de tus ganancias das en caridad?". El hombre
avergonzado le respondió que nada. Luego vino el consejo del sabio: "Haz a Dios tu socio,
contribuyendo con un diez por ciento de tu ganancia para caridad. Dios, como cualquier buen socio,
hará todo lo que esté en su poder para asegurar que a la empresa le vaya bien".
—Jamás escuché principio económico de carácter más verdadero que ese.
—Muchos no lo entienden, algunos sostienen que son patrañas, pero los ricos
felices, los que tienen paz interior, si usted los observa, son aquellos que comprenden que nada
les pertenece y que todo les ha sido prestado para que lo administren con justicia, y actúan en
consecuencia. Y esto vale, lo aclaro, no sólo vale para los de buen pasar económico, sino para
todas las personas.
Candi II
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