Desde el papiro hasta los recientes soportes tecnológicos de lectura, la biblioteca siempre debió aggiornarse a los cambios acontecidos en la sociedad, principalmente entre los jóvenes. Este desafío asumen hoy las bibliotecas de las universidades, en el proceso de transformar la información en conocimiento, y a su vez sumar servicios e instalaciones acordes a los requerimientos actuales, así lo hace desde hace unos años la Biblioteca Central de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA).
Además de brindar información a la comunidad universitaria, apoyar a la docencia y la investigación, y contribuir a la formación profesional, la biblioteca de la UCA se propone llegar a los ciudadanos. "Cualquier usuario puede ingresar y acceder al material que sea de su interés, incluso mucha gente de la zona acude en busca de libros de historia o literatura, y personas jubiladas leen en la biblioteca o se llevan el libro a su casa", remarca Pablo Murray, director de la institución. Se trata de un servicio gratuito, desarrollado principalmente para el estudiante universitario y todo aquel que mantiene el hábito y la pasión por la lectura.
A partir del año 2008, las bibliotecas de las tres facultades de la UCA Rosario —Derecho, Química e Ingeniería y Ciencias Económicas— integraron sus colecciones y servicios para lograr un mejor aprovechamiento de los recursos. Así crearon la Biblioteca Central, un espacio que funciona en el primer piso de la Universidad, y dispone de un moderno equipamiento y diseño de servicios.
Infraestructura. Con una superficie de 3.260 m2 divididos en cinco pisos y 40 mil ejemplares disponibles, entre colecciones bibliográficas, especiales y revistas, la biblioteca dispone de suficiente espacio para contener el doble de su archivo actual. "En este caso, el saber sí ocupa lugar", admite Murray.
Los tres primeros niveles de la biblioteca están destinados al usuario. El primer piso comprende el sector de referencia, orientación y lectura informal, con acceso a la colección completa de diccionarios, enciclopedias y repertorios jurídicos; y a los puestos de consultas Opacs, sistema que ofrece un catálogo colectivo automatizado de las bibliotecas de la universidad. En el segundo piso se encuentra casi toda la colección disponible en la institución: derecho, economía, química, ingeniería, historia, filosofía, teología y literatura, es decir un abanico de materias de estudio y material complementario que corresponden a las diferentes carreras universitarias.
La información legislativa de editoriales como La Ley o Zeus, así como todo el repertorio jurídico de la Facultad de Derecho están organizados en el tercer piso de la biblioteca. Este sector también cuenta con salas de lecturas individuales y grupales, 35 computadoras para uso personal del usuario, trabajo universitario o acceso a la base de datos. El cuarto nivel está destinado al área de hemeroteca, colecciones especiales y archivos (tesis, fotografías, video y cds), gabinetes de investigación y una sala multimedia; y en el piso más alto, dos salas de capacitación para actividades afines a la facultad o externas.
En su relación con el usuario, la biblioteca ha logrado incorporar recursos tecnológicos innovadores. La gestión de todas sus áreas, como la adquisición, el préstamo y la catalogación, se encuentran automatizadas mediante un sistema integrado que funciona en red con el resto de las bibliotecas de la Universidad en el país. El trámite del préstamo cuenta con un moderno equipamiento de radiofrecuencia que permite identificar cada libro, realizar con eficiencia controles de inventario, localizar cada volumen y verificar su correcta ubicación dentro de la estantería.
Cultura digital."Los estudiantes que ingresan a la universidad son parte de una cultura digital, con otros hábitos de lectura y de consulta. El joven acostumbra a googlear su búsqueda, y en este sentido existe un problema de fuentes y de veracidad académica de la información. Por otro lado dentro del marco universitario, no todos los libros están en internet, ni todo el material se encuentra disponible. A veces se trata de publicaciones pagas, restringidas, o que tienen mayores requerimientos para decodificar su lectura. Aunque en algunas colecciones, la biblioteca le permite al usuario acceder al formato de libro deseado, la demanda en papel continúa siendo mayor que la digital", remarca Murray.
Autopréstamo. Los alumnos de la UCA pueden acceder a un sistema de autopréstamo y autodevolución, este recurso novedoso que no existe en otras partes del país, facilita el proceso de gestión bibliotecaria. "Debido a la magnitud del espacio y la colección vigente, invertimos la relación con el usuario, que puede sacar un libro de manera autónoma, rápida y a cualquier hora. Los estudiantes pueden autogestionarse, es decir que acceden a la estantería abierta de la biblioteca, sacan el libro, luego cargan en el sistema las condiciones del préstamo: número de legajo e identificación personal y el plazo de la devolución".
Para regresar el libro a la biblioteca, se puede repetir el procedimiento o bien depositarlo en el buzón de devolución. El resto de los usuarios particulares, que no son alumnos de la UCA, deben tramitar el préstamo de manera convencional. La biblioteca de la universidad no tiene la política de socios ni de pago de una cuota mensual, es una organización que presta un servicio social, donde el usuario sólo debe presentar el DNI", aclara su director.
Lugar de estudio."La colección y los usuarios son los dos grandes pilares de una biblioteca, y en eso trabajamos a fin de acercarlos y relacionarlos", continúa. Para facilitar el acceso a las bases de datos, la búsqueda de libros por catálogos, y el uso de todas las herramientas y tecnologías disponibles, la biblioteca desarrolla también un programa de capacitación destinado a la comunidad universitaria.
Los alumnos utilizan la biblioteca también como lugar de estudio y aprovechamiento del tiempo libre entre materias. Estudian, preparan clases en grupo y experimentan un sentido de pertenencia al lugar. En vacaciones, la biblioteca refuerza el material de lectura y busca despertar el interés de la comunidad universitaria por libros que no sean sólo de estudio.