Es un personaje envidiable. Porque con la misma simpleza que cualquiera dice “buen
día”, Alessandra Rampolla habla de masturbación, sexo anal y fantasías sexuales. Sin rodeos,
femenina, con los diminutivos y modismos típicos de su lengua, descontracturada y concreta, esta
sexóloga portorriqueña de 35 años no le teme a ninguna pregunta referida al sexo. Es más: alienta a
tenerlo de manera divertida, responsable, diversa, aún sin amor y hasta a cualquier edad. Mostró en
Rosario un cuerpo sensual tras haber bajado 40 kilos con un by pass gástrico. Presentó la nueva
colección de una firma de lencería para mujeres dialogó con La Capital y dio cátedra.
Rampolla nació en un país católico y en una familia conservadora. Pero
esos límites no le impidieron encontrarle una vuelta entretenida y mediática al tema tabú por
antonomasia y para explicarlo apeló a elementos didácticos como “Bamba”, una vagina de
peluche. Al comenzar esta nota aclaró que no la había traído a Rosario. “Ahorita no la tengo
conmigo porque de tanto uso está descosida”, dijo como si nada.
—Hablemos de algunos mitos. ¿Por qué para los varones es tan
importante el tamaño de su sexo?
—Lo es, pero para ellas es prioridad la seducción emocional y
física, las caricias, antes que el tamaño. Pero si nos detenemos en ese aspecto aclaremos que es
más importante que sea gordito a larguito, porque si el pene es más grueso puede friccionar mejor
en las paredes vaginales y dar más placer a él y a ella. Cuando es muy delgadito hay que apelar a
determinadas posturas.
—Hombres y mujeres tienen fantasías sexuales y a veces eso da
miedo. ¿Por qué?
—Con las fantasías no hay que tener ningún temor, no le hacen mal
a nadie. Hay personas que piensan que las fantasías pueden definirlas, o sea, se consideran
heterosexuales pero fantasean con alguien de su mismo sexo y se hacen rollo. Hay que diferenciar
los pensamientos de lo que se lleva a la práctica. Incluso no sería preocupante ser hombre y tener
una experiencia homosexual, realmente hay que quitarle un poco el drama. Hay fantasías más
peligrosas relacionadas con cuestiones de ilegalidad; eso es más serio.
—También están las que ponen en riesgo la vida...
—Sí, como la que se dice vivió el actor David Carradine (habría
muerto de asfixia tras una práctica de autosatisfacción). Se dan con mucha regularidad. Pero me
apena que algunas personas insistan en buscar picos de placer tan extremos. No me parece bien que
se ponga en riesgo la vida por un lindo orgasmo.
—¿Por qué tanto revuelo cuando habla del punto G masculino?
—Para el hombre heterosexual y machista es muy difícil asociar
placer con estimulación anal porque piensa que tiene que ver directamente con una tendencia
homosexual. Nada más alejado de la verdad, es un placer muy intenso para quien que se lo permite.
—También sorprende cuando usted refiere a la eyaculación femenina.
—La mujer puede eyacular y esto cohibe. Es la clásica situación
donde ella, en medio de la relación sexual, siente ganas desesperadas de orinar, cuando acabó de ir
al baño. No se da cuenta de que se trata de una eyaculación, es orina en estado puro mezclado con
otra sustancia que se libera de una glándula. Sucede que la mujer está acostumbrada a sentir que se
despierta su uretra sólo cuando orina, pero también eyacula.
—¿Cuáles son los temas que más les cuesta hablar a quienes la
consultan?
—Masturbación y sexo anal. Y eso que la masturbación es el tema
más vainilla (sencillo) de todo el sexo, pero para la mujer es muy difícil porque no tiene permiso
social para masturbarse. De todos modos, he recibido preguntas insólitas: si el semen trae caries o
si el alto consumo de piña colada trae impotencia. Parecen interrogantes graciosos, pero no me
burlo; tal vez a esas personas les costó preguntar.
—¿Cómo se puede contestar sin caer en lo chabacano ni en lo muy
pedagógico?
—Cuando empecé a trabajar en los medios de comunicación pensé que
el límite era que mi mamá podía estar escuchando y no debía
avergonzarla.
—Las generaciones jóvenes hablan más de sexo, ¿eso es un síntoma
de una mejor
experiencia?
—No, sólo hablan más y eso es mejor que lo que vivieron las
generaciones anteriores, pero hasta que no exista una fuente clara, segura y contínua de educación
sexual para las nuevas generaciones, poco va a cambiar.
—¿Qué consejo le daría a la tercera edad?
—Les diría que si ya no se puede quedar embarazada, si ya se
fueron los hijos de la casa, si ya se tiene tiempo y tranquilidad, debería pensar que es el momento
del renacer de la sexualidad.
—¿Crisis económica y buen sexo son incompatibles?
—Si te botaron(echaron) del trabajo, te puede disminuir la
autoestima y el deseo sexual, pero no hay que pensar que no es momento para dejarse mimar y
sentirse querido. El sexo permite tener la cabeza abierta y más relajada, puede ser una buena
herramienta para salir de la crisis.