Siete de cada 10 estudiantes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR)
confiesan ser consumidores de bebidas alcohólicas, aunque de ellos sólo un pequeño porcentaje lo
hace de manera dependiente. Estos son algunos de los datos que se desprenden de una investigación
de la Facultad de Medicina, que determinó cómo en aquellos casos donde el consumo se torna nocivo,
el rendimiento académico es menor que en el resto.
"Consumo de bebidas alcohólicas y su relación con el desempeño académico de
estudiantes universitarios del área salud" es el nombre completo de la investigación, un proyecto
que fue acreditado por la Secretaría de Ciencia y Tecnología de Medicina de la UNR. Dirigido por
Marta Ballistreri y Alejandra Ballerini, los datos preliminares del informe iniciado en 2007 se
basan en los testimonios de estudiantes mayores de 21 años de las carreras de enfermería,
fonoaudiología y medicina de la UNR. También participaron alumnos de las licenciatura en enfermería
de la Universidad Nacional de Santiago del Estero.
Los encuestados, en su mayoría mujeres que trabajan y solteras, manifiestan que
consumen bebidas alcohólicas (72,2 por ciento), y prefieren cerveza (54 por ciento) y vino (52 por
ciento).
"Llama la atención que sólo el 9 por ciento declara consumir mezclas, teniendo
en cuenta los datos aportados por diferentes investigaciones en torno al uso de energizantes en
jóvenes", expresa el informe. Al respecto, cita una investigación sobre estudiantes de educación
física de Rosario, donde casi 9 de cada 10 toman energizantes combinados con otras bebidas.
Esta semana
La Capital difundió una encuesta a 400 jóvenes rosarinos, que indicó que un 85 por
ciento toma bebidas alcohólicas de manera regular.
De mayor a menor
Más del 90 por ciento que confiesa la ingesta de este tipo de bebidas realiza un
consumo catalogado como de bajo riesgo, mientras que el resto tiene un uso de riesgo, nocivo o
dependiente del alcohol. Al contrastar los datos con el rendimiento académico, se evidencia que los
estudiantes con un consumo de riesgo cursó en el último año entre 1 y 7 materias, aunque
regularizando y aprobando en promedio 3. Los que realizaban un consumo perjudicial o nocivo
cursaron de 1 a 5 materias, pero sólo aprobaron la cuarta parte. Aquellos con dependencia a las
bebidas alcohólicas cursaron dos asignaturas y no aprobaron ninguna.
"No es una variable fácil de cuantificar el rendimiento académico, por eso
medimos datos de cursado y materias aprobadas, y los cruzamos con los de consumo de alcohol",
explica Alejandra Ballerini, psicóloga y codirectora del estudio.
"Las consecuencias de un consumo de riesgo, nocivo o dependiente pueden
extenderse a que no pueden realizar las actividades que les insume cada materia, tener que faltar a
clase, mostrar bajo rendimiento en los exámenes finales e incluso desaprobación de los mismos",
concluye el informe.
Ballerini apunta que este año continuarán con los cuestionarios, con la idea "de enriquecerlos
con alguna técnica cualitativa, porque la problemática es sumamente compleja como para que para que
tenga que abordarse desde varios lados".