El presidente Mauricio Macri siguió ayer desde la residencia de Olivos la marcha convocada por la CGT en reclamo de "rectificación" del plan económico, mientras que a través de varios ministros el gobierno salió a relativizar las razones de la manifestación y le restó legitimidad al vincularla a "internas del peronismo" y al "año electoral".
Macri mantuvo silencio pero se mostró en actividad a través de las redes sociales y encabezando, a la mañana, una reunión de gabinete, y posteriormente —en momentos de la protesta— recibiendo a varios ministros y al ex presidente de Chile, Sebastián Piñera.
En tanto, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, afirmó minutos después del acto de la CGT, a través de su cuenta oficial en Twitter, que "muchos dirigentes gremiales no están siendo lo más francos posibles sobre el rumbo económico del país", y consideró que "la política electoral se está mezclando con la agenda de trabajo".
A primera hora, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, dijo en declaraciones radiales que la movilización de la CGT "obedece a una perspectiva política" ya que, sostuvo, "no hay un problema generalizado" en la economía.
"No tiene que ver con la cuestión de los despidos, que puede haber ocurrido en sectores particulares, acá corre un año electoral y el peronismo busca la identidad detrás de la defensa de los derechos de los trabajadores", indicó el ministro de Trabajo de Macri.
Por su parte, minutos después del culminada la marcha de la CGT, el ministro de la Producción, Francisco Cabrera, fue el encargado de salir a retrucar los discursos de los líderes cegetistas que denunciaron la falta de una "política industrial" y una "avalancha de importaciones" que generan cesantías y desempleo.
"No hubo ni habrá avalancha de importaciones: en 2016 cayeron 7 por ciento respecto del 2015. Los datos desmienten a la CGT", sostuvo Cabrera en su cuenta oficial en Twitter luego de señalar que desde la gestión de Macri "creamos empleo después de años de perderlo".
"Las importaciones están al servicio de la producción nacional. La CGT equivoca su diagnóstico. El 80 por ciento de las importaciones son bienes de capital, bienes intermedios y piezas indispensables para la producción y el empleo", sostuvo el ministro de la Producción, cuya sede fue el escenario principal de la protesta sindical.
Cabrera formuló esas declaraciones luego de mantener una reunión de "seguimiento de gestión" con el presidente Macri en Olivos, a la misma hora de la marcha de protesta.
También en Twitter, el jefe de Gabinete a la misma hora que comenzaba la multitudinaria manifestación dijo que en el gobierno "creemos firmemente que hay mucho trabajo por realizar y que el diálogo constructivo da sus frutos. Las puertas están abiertas" para continuar el diálogo con los gremios.
En tanto, el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, advirtió en declaraciones a una radio porteña que un paro general como el que convocó ayer, aunque sin precisar fecha, la CGT "no lleva a ningún lado; es un costo para el país y genera conflictividad en un entorno en el que estamos siempre abiertos al diálogo".
En declaraciones a una emisora porteña, el funcionario afirmó que "el empleo se está recuperando, la economía, después de 5 años de estancamiento, está creciendo", y resaltó que "cada uno de los dirigentes sindicales conoce esto".
En paralelo, fuentes gubernamentales no dejaron de señalar, tras los incidentes al final de la marcha, "la crisis de liderazgo" de la CGT que "llevan más de 40 años" en los mismos lugares y terminaron "abucheados".
"Los incidentes tienen explicación en una fragmentación del liderazgo no solo de la CGT y del peronismo, sino en general" en la dirigencia sindical, interpretaron las fuentes oficiales.