La Chicana, agrupación que lleva 20 años de trayectoria y que disfruta de un merecido reconocimiento, acaba de lanzar su séptimo álbum, "La pampa grande", en el que a partir de un encuentro con músicos gaúchos, integra a su universo la música del sur de Brasil.
"No queríamos que fuera un experimento, algo que nos sacara de la estética de La Chicana, elegimos hacer versiones de canciones que soportaban una traducción armónica al castellano", explicó la cantante Dolores Solá, quien lidera el grupo porteño junto al guitarrista y compositor Acho Estol. Solá aclaró que la búsqueda en este trabajo está emparentada con lo criollo, "con la estética del frío que descubrimos en el Sur de Brasil, alejada del estereotipo con el que generalmente se asocia a la música brasileña".
Luego de editar en agosto del año pasado "Antihéroes y tumbas? Historias del Gótico Surero" , el grupo de tango sigue abriendo camino y suma nuevos timbres y poéticas a una propuesta que se caracteriza por un sonido propio, a partir de las letras y melodías de Acho y la inconfundible voz de Dolores, en un repertorio donde hay lugar para valses, tangos, milongas, chamamés, chamarritas y cumbias.
La idea de hacer "La pampa grande" surge como resultado de un vínculo que La Chicana viene cultivando con músicos de Brasil desde que fueron invitados por primera vez a Porto Alegre en 1999 .
"En estos años viajamos mucho, y entablamos amistad con muchos músicos de allá, que son más rioplatenses que brasileños. Uno relaciona a Brasil con el samba y la bossa nova, pero en el sur son mucho más criollos, tienen mucho de milonga y chamamé", dijo Solá.
"A fines de los 90 nos sentíamos medio solos, empezamos en una época donde nadie tocaba tango acá -continuó-, fuimos rompiendo los límites, siempre recordando a Gardel, el gran inventor del tango, el cantor por excelencia. El también hacía estilos, cuecas, foxtrot. No hemos hecho algo demasiado original, después el tango se cerró solo".
Solá recordó que en su primer viaje a Porto Alegre les sorprendió la libertad que tenían los músicos de su generación. "Eran mucho más libres que acá, eso nos entusiasmó mucho, ver cómo un Bebeto Alves que agarraba un tema de Los Rolling Stones y lo pasaba a milonga -ejemplificó-. Estábamos en una búsqueda parecida y pudimos seguir viajando, participamos en distintas grabaciones".
De la idea inicial de incluir dos temas gaúchos a este nuevo material, surgió una convocatoria de la Secretaría de Cultura de Canoas (Brasil) para producir un trabajo conjunto entre varios músicos gaúchos y La Chicana.
A pura diversidad. En ese mestizaje que propone la agrupación, conviven en forma balanceada canciones propias como el tango "Comodín" -que ya había sido registrado en el disco solista de Estol-, la chamarrita "La reina del sur", una auténtica canción chicanesca como "Efemeróptero" y un clásico campero del tango como "Aguacero" (Cátulo Castillo-José González Castillo ), con versiones -la mayoría en castellano- de temas brasileños como "La guitarra en la grupa" (Mauro Moraes), "Ramilonga" (Vitor Ramil ), "Romería" (Renato Teixeira) y "Valsa para uma meninha" (Vinicius de Moraes y Toquinho).
En esa búsqueda de un lenguaje común, en el disco se aprecian instrumentos autóctonos en un repertorio que suma perlitas como el instrumental "O. A 1926" de Oscar Aleman, y "Dos mil uno" (Tom Zé y Rita Lee) que la intérprete definió como "el más extremo y loco del disco".
"La pampa grande" reúne a los brasileños como Bebeto Alves (voz), Vítor Ramil (voz), Arthur de Faria (piano, acordeón), Giovanni Berti (percusión), Luiz Carlos Borges (acordeón), Hique Gómez (violín) y Antonio Villeroy (voz).
— Después de tantos años de recorrido y perseverancia, ¿sienten el reconocimiento del público?
—Hay un reconocimiento y un respeto que nos hemos ganado de a poco. Seguimos siendo un grupo de culto, pero la gente ya sabe qué es La Chicana. El crecimiento va muy ligado a lo que va pasando en el país, en la sociedad. Creo que en el caso de un grupo como nosotros que no es masivo, el crecimiento es paulatino, uno se sorprende por diferentes cosas.
—¿Cómo describirías el presente de La Chicana a nivel artístico?
—Cada vez tenemos más libertad y estamos más seguros de lo que hacemos. Es muy raro haber hecho un disco dentro de un paradigma de una realidad latinoamericana y que cuando lo presentamos es absolutamente distinto. Empezó siendo un disco de festejo y ahora se convirtió en un disco de esperanza.
—¿Se puede pensar a "La pampa grande" como una continuidad de "Antihéreoes y tumbas"?
—Es la primera vez que grabamos dos discos tan juntos, todavía tenemos muy fresco a "Antihéroes..." Son dos discos con dos miradas de la pampa grande, muy distintas, una es más gótica, y la otra es más luminosa.
—¿Cómo definirías la relación que entablan con el tango?
—Nuestra relación con el tango es sumamente armónica. El tema es que si sos un grupo de tango tenés que hacer tango, es un corset que no nos va; una periodista brasileña escribió acerca del tango nuevo en Argentina y estaba todo el mundo menos nosotros, y es un error que no esté La Chicana, el 25 por ciento de nuestro repertorio es tango. No hay ningún compositor que haya escrito tantos tangos nuevos como Acho, ni cantantes que hayan interpretado tantos tangos nuevos como yo. A Acho lo grabaron Cucuza Castiello, Juan Vattuone y Adriana Varela, entre muchos otros, no se lo puede ignorar. Tenemos un lugar dentro del tango.
—¿Cómo fue tu evolución como intérprete? ¿Cómo definirías este momento como cantante?
—En este momento no estoy estudiando, pero estudié a lo largo del año pasado. He crecido, me he asentado y hoy tengo recursos que me gustan más, fui creciendo al igual que el grupo.