Las condiciones de Carlos Retegui para llevar a un equipo de hockey al máximo de su rendimiento han quedado en evidencia en varias ocasiones. Los resultados en su ciclo con Las Leonas así lo demuestran.
Por Rodolfo Parody
Las condiciones de Carlos Retegui para llevar a un equipo de hockey al máximo de su rendimiento han quedado en evidencia en varias ocasiones. Los resultados en su ciclo con Las Leonas así lo demuestran.
Pero devolverle el cargo del que se fue por el desgaste con el plantel, y dirigir en forma paralela al seleccionado masculino, es mucho. Al Chapa le dieron superpoderes, siendo hombre fiel del presidente de la Confederación Argentina de Hockey y senador nacional, Aníbal Fernández.
Su regreso a Las Leonas se da luego del error que cometió Fernández, apenas asumió como titular del hockey nacional, de desplazar a Marcelo Garrafo de la selección femenina en pleno proceso hacia la Liga Mundial, por Emanuel Roggero, que nunca terminó de encajar con las jugadoras.
Y ahora se nombra a Retegui, cuya personalidad lo llevó a tener roces con el plantel hasta su salida tras los Juegos Olímpicos de Londres 2012 cuando el hartazgo de las chicas era evidente.
Más allá de los colaboradores que tendrá a su disposición, para poder dividir tareas, no parece lo más apropiado cuando por delante tendrá el Mundial de La Haya (31 de mayo al 15 de junio de 2014), con las dos selecciones jugando en forma simultánea ese campeonato.
Retegui, que además es director Nacional de Deporte Social de la Secretaría de Deporte de la Nación, sigue ampliando su campo de acción. Demasiado.