Con dos partidos ganados en la misma cantidad de presentaciones, Gimnasia y Esgrima lidera con puntaje ideal, junto a Duendes y Jockey Club, el Regional del Litoral. Por juego y por antecedentes, no cabe duda de que es uno de los equipos a los que el traje de protagonista le queda pintado. Y mientras hace camino al andar, los mens sana van recuperando soldados, como Juan Lafontana, quien estuvo ausente de las canchas por más de un año debido a una lesión en una rodilla. La última vez que el forward jugó en primera fue en 2014. Después, como confesó, "el rugby me dejó". Hoy está de vuelta.
—¿Cómo mataste la ansiedad típica de un rugbier por querer jugar?
—Cuando intenté entrenar en la temporada 2015 y no pude, la verdad es que me frustré bastante. No hice nada de actividad física, sólo rehabilitación y me metí a cursar en la facultad de lleno, aprovechando el tiempo que nunca había tenido. Algo bueno tenía que sacarle a esa situación. Lo feo es que yo no decidí dejar, tuve que hacerlo y no fui yo quien tomó esa decisión... lo peor fue que no sabía si iba a volver o no.
—Me dieron el alta en diciembre y este año, cuando volví de vacaciones, me puse a correr con el plan "de vuelta al campo", que es un programa de una transición de estar bien a volver a meterte en el deporte. Los chicos arrancaron la pretemporada el 25 de enero y yo hice todo adaptado, no la hice con ellos. Estuve mucho tiempo parado, así que volver me costó. Más que tomar ritmo, me costó agarrar de nuevo los movimientos propios del rugby. Arranqué de manera progresiva, jugando de a ratitos en el torneo Apertura.
—¿Y cómo fue esa vuelta? Ya jugaste algunos minutos ante Crar en Rafaela en la primera fecha y el fin de semana ante Universitario de Santa Fe en la Bombonera.
—Lo viví tranquilo. Jugué sin la presión, por ejemplo, de ser el más chico o el Pumita o el capitán de la primera, como me pasó. Ahora soy uno más, un gordo que vuelve a jugar. Sinceramente me divertí muchísimo. En cuanto al juego me falta ritmo de partido, porque una cosa es jugar en reserva y otra muy distinta en primera. La dinámica, los golpes, todo es distinto. Me sentí cómodo y muy contento de jugar con los chicos con los que jugaba antes de lesionarme.
—¿Dónde está puesto el objetivo del equipo?
—La idea es ir partido a partido. El Bocha (Sebastián Bosch, uno de los DT) nos dice que "nosotros vamos construyendo el piso, porque el techo no sabemos cuál es". No es fácil para nosotros arrancar el Litoral conservando el nivel que tuvimos en el Nacional.
—En el juego GER mostró algunas virtudes, ¿en qué aspecto crees que tienen que mejorar?
—Tenemos un juego muy dinámico y para poder jugar a gran velocidad tenés que estar muy concentrado. Creo que a veces falla un poco la concentración, porque calidad de jugadores hay para tirar para arriba. Veo que cuando se proponen las cosas y las hacemos seriamente, las cosas terminan saliendo. Yo creo que nos falta un poco más de concentración y de madurez en algunas cosas.
—¿Esa concentración es producto de la inmadurez?
—Yo lo definiría como falta de madurez, no es inmadurez total... No es lo mismo. Pienso que eso, que se vaya consolidando y afirmando bien todo lo que vamos planteando que va saliendo. Son esos detalles finos que son los que más cuestan.
—¿Qué te sorprendió en estas dos fechas del Regional?
—Que todo fuera tan parejo.
—Si bien falta mucho, ¿quienes creés que pueden ser los semifinalistas?
—Falta mucho y depende mucho de cómo se vayan dando los resultados... El torneo es largo y creo que el nivel de Rosario está mejorando mucho, se está haciendo más competitivo. Puede sorprender cualquier equipo, pero si tengo que elegir cuatro equipos, elijo Gimnasia y tres más.