Juan Curuchet es el deportista argentino con mayor participación en Juegos Olímpicos, desde Los Angeles 84 hasta Beijing 2008 participó en seis de ellos y como él mismo dice, esperó 24 años para ganar una medalla de oro. Fue en China, su último Juego. Allí, con Walter Pérez, se impuso en la Madison, o Americana, una especialidad del ciclismo que hoy no se disputa pero que, dicen, regresaría para Tokio 2020. Además, obtuvo tres diplomas olímpicos (se les otorga a los deportistas que terminan entre el cuarto y el octavo lugar) en Los Angeles, Seúl 88 y Sydney 2000. Hoy cumple funciones en el Comité Olímpico Argentino, reclama vehemente por la inserción de ex deportistas en las federaciones, dice que no se puede balancear el trabajo entre dirigentes viejos y competidores de élite, pugna por un Ministerio de deportes y reconoce que después del retiro no hay nada, ni la beca queda. "Esto es así: te retirás, al mes te quedás sin la beca y si no buscás como vivir, te cagás de hambre. Te lo digo por experiencia propia, ningún deportista amateur se retira rico", marca con crudeza el marplatense, una especie de paradigma del deportista olímpico que consiguió su único oro a los 43 años, 24 después de haberlo intentado por primera vez en Estados Unidos.
—"El deportista cuando se retira se tiene que involucrar en su deporte". No te la quiero robar, pero es la frase o el concepto que repetís a cada rato.
—El deportista de alto rendimiento se supera cada día desde su genética y su mentalidad y el producto es un deportista que apunta a un objetivo para dentro de cuatro años. El tema es que también tenés un dirigente que no piensa igual. Entonces, si vos no ponés el equilibrio, la balanza se inclina para un lado. Y si eso pasa es porque algo no funciona. Porque si vos le decís a un dirigente que tu proyecto es ir paso a paso por el Sudamericano, después el Panamericano y luego el Campeonato Mundial y que esos son los escalones para los Juegos Olímpicos, él no te puede reclamar resultados ya. Es imposible. ¿Cómo se arregla? Poniendo un ex atleta olímpico dentro de una comisión de atletas de cada federación que sepa de lo que está hablando. Es claro, se llama hablar el mismo idioma. Si vos te sentás a la mesa con alguien que no entiende nada, el habla chino y vos español. Si te sentás con un ex atleta de alto rendimiento los dos hablan el mismo idioma. La problemática que tenemos en Argentina es que tenemos una gran cantidad de federaciones con viejos dirigentes enquistados que no le cambian la vida al deportista y la balanza se inclina para el lado negativo.
—Pero esa constitución inadecuada que vos mencionás es común a la mayoría de las federaciones.
—Es que tenemos que ver desde el Comité Olímpico (COA), desde el Estado Nacional, desde un ministerio de Deportes que se tendría que crear, cómo ayudamos a esas federaciones para que una parte de su conducción sea profesional. Lo que pasa es que no le podés pedir a un tipo que se retira que se dedique full time a la federación porque tiene que vivir. Esto es así: te retirás, al mes te quedás sin la beca y si no buscás cómo vivir, te cagás de hambre. Te lo digo por experiencia propia, ningún deportista amateur se retira rico. Entonces, al tipo que se retira, le tenés que brindar los medios para que pueda dedicarse a la federación de su deporte.
Curuchet es presidente de la comisión de atletas del COA con voz y voto dentro de la mesa ejecutiva y para demostrar que su trabajo es muy útil, saca una frase de sus entrañas: "Tenemos la oportunidad de debatir todas las problemáticas del deporte, todas", dice.
Está claro que el COA y la secretaría de Deportes apuestan a un ministerio.
En esta charla, Curuchet ya lo mencionó, pero vuelve a la carga: "Es una deuda pendiente de la política hacia el deporte. Lo necesitamos para trabajar. Hoy la pirámide está al revés: tenemos al deporte de alto rendimiento muy bien a través del Enard y tenemos la base y la infraestructura muy malas. Y hay que cambiarlas. Se cambia con recursos y aquel que crea que el deporte es un gasto se equivoca. Es una inversión como la educación o la cultura.
—Esperar 24 años para ganar una medalla de oro es toda una enseñanza.
—Es un buen techo que todos lo tienen. Todos los deportistas lo saben. Se puede, ¿si yo lo conseguí a los 43 años?