A la hora en que descifrabas los primeros años
A la hora en que descifrabas los primeros años
los primeros torbellinos al extremo de la mañana
los caminos abrían tu adolescencia
y quemaban tus días a menudo equivocados
Tú ves ahora
después de mucho
después de los torrentes de palabras
y de nuestras esperanzas comunes
de las gentes que nos acompañan
y de nuestros amores reiniciados
después de esta permanencia y de aquella otra
de años de preguntas indiferentes y de ataques
del nuevo rostro y de la gracia perseguidas con silbidos intermitentes
después del sobresalto y el largo abrazo en las esclusas de la aventura
después de asistir al nacimiento de una nueva visión
al encuentro de nuevos pintores
que han amado su oficio el color la luminosa
extensión el aire abierto
después de alentar con otros amigos la poesía
fundando sus nuevas escalas en distintos horizontes
tú ves la frente azul del gran árbol nocturno
tu infancia apenas distinguible del cobre de los llantos
o el grito y la sed de los viajes interminables
ves tus manos tendidas
estás en el trópico
es Aracy que cuida la cadencia de tu fiebre
y escuchas el mismo aliento verde
la misma altitud de la más viejas miserias
es un pueblo musical de revueltas empañadas
tú descubres la tierra la América cuyo nombre nunca quisiste pronunciar
es el cuello de la madrugada
y marchas despacio mirando la cara y la cruz de tu vida
Hay otras palabras que te seducen
quieres salvar el estupor de tu horizonte aéreo
donde se sostiene tu dispersa frescura
el claro fondo de la estación hostil
el lienzo herido del rechazo
el tiempo
bóveda franca
empuje y árbol
retina de su vuelo
pero vuelves a tu lluvia
cuidadoso de los antiguos martillos
y pierdes tus noches y tus horas
palpitando en todos los gestos
nada quisieras recordar
sino las voces de los más jóvenes
conoces el día y el retorno
el día en que los párpados llegan
el puente submarino
la frente ambigua del olvido
el viento en que se yergue el azar de tus playas
y te sientes conducido a la nueva razón
al cálido reconocimiento de las aguas combadas
al lenguaje renovado de otros deseos
La poesía quiere que hoy estemos juntos
diciendo para un disco todos los vidrios del alba
las riberas ingenuas de los ademanes
y nuestro cambiante amor
nuestro universo sorprendido por el torso del bosque.
Edgar Bayley