Ella que lee los diarios, varios diarios a la vez, deja de hojear La Capital de este último domingo y me pregunta: "¿Por qué?".
Ella que lee los diarios, varios diarios a la vez, deja de hojear La Capital de este último domingo y me pregunta: "¿Por qué?".
Y yo siento que no puedo darle una respuesta precisa y tampoco directa. Me justifico, me piso, doy vueltas, la miro y la veo más confundida. Siento que la enredo más y quedo entrampada.
"Pero... vos que trabajás en el diario, ¿me podés decir por qué entre las noticias que marcaron a Rosario este año no incluyeron el juicio oral por crímenes de lesa humanidad?".
Intento una explicación porque trabajo en la sección a la que la mujer hace referencia. Le digo que, este domingo, en Ciudad se apuntaron algunos de los hechos más importantes que ocurrieron y fueron publicados justamente por eso en la sección, durante el año. La apertura del casino, la epidemia de gripe A, la reaparición del dengue, las reaperturas de viejos cines, las tres muertes por abortos clandestinos, fueron sólo algunas.
Y ella, sin sorna, respetuosa pero sin perder su agudo sentido crítico de siempre, me responde: "Ah... claro... yo debo vivir en otra ciudad...".
Le contesto que ese tema seguramente se trabajará en la sección Política... pero que en realidad... no sé ni cómo ni cuando.
Fin del diálogo. Comienzo a pensar que entiendo a la lectora, claro que la entiendo. Porque a veces no es fácil para quien nos lee entender cómo los medios consideran a la ciudad; esta ciudad, sus partes, sus hechos, sus personas y personajes.
Roban en una escuela, ¿es de Policiales o es de Ciudad?
Llega la presidenta, ¿es de Política o es de Ciudad?
Misa Criolla en Navidad, ¿es de espectáculos o es de Ciudad?
Choque en cadena en la ruta tal, ¿es de La Región o es de Ciudad?
Messi viene a filmar un spot publicitario. ¿Es de deportes o es de Ciudad?
Puertas adentro las cosas muchas veces se discuten a fondo y se ordenan con el criterio editorial del diario. A pesar de ello no todos nos quedamos conformes. Y veo que el lector, el "atribulado lector" (como solemos bromear) tampoco.
No se puede entender cierta lógica aunque uno intente explicarla. Es cierto, hay muchas cosas que no se entienden pero, más allá de las responsabilidades que nos quepan a cada uno, no creo que esté mal recoger el guante de la crítica, más cuando uno es parte de lo criticado.
Coincido con la lectora. El juicio oral y público por crímenes de lesa humanidad ocurridos en la
ex Fábrica Militar y en los centros clandestinos de la Quinta de Funes, la Escuela Magnasco, la
Intermedia y La Calamita durante la última dictadura militar fue un hecho histórico este año en
Rosario. Pero hubo que escuchar los testimonios en una sala adicional de los Tribunales Federales,
en calle Entre Ríos y Tucumán, porque en el palacio de Oroño, donde transcurría el juicio,
curiosamente el lugar era más que reducido.
Hubo que verlo a través de una pantalla gigante como si no se hubiera logrado nunca salir del
cine con este tipo de procesos. Y cada vez frente a esa pantalla hubo un minúsculo puñado de gente
curiosa, consternada, que revivió el pasado o que intentó informarse.
Un grupo ínfimo. Ni estudiantes interesados por cómo se lleva a cabo un juicio oral ni manada de colegas ni gente de todo tipo haciendo cola y peleándose por entrar cuando por fin se hace Justicia.
Y sí, hay cosas que no son nada fáciles de comprender, por más que nos las queramos explicar o nos las expliquen de buena gana.