Vamos a decirlo sin vueltas y aunque todos ya lo saben, hay que repetirlo para que no queden dudas: a Rosario Central lo chorearon frente a Boca en el Kempes en la final de la Copa Argentina. En el recuerdo quedarán los fallos, léalo literalmente, del árbitro Diego Ceballos y de su asistente Marcelo Aumente. El destino los pone de nuevo cara a cara. Por el mismo torneo, en otra instancia (esta vez por cuartos de final) y en el mismo escenario. Será otra historia, de eso no hay dudas, pero los fantasmas de aquel partido sobrevolarán hoy el Kempes. Todos los ojos estarán sobre Patricio Loustau, el árbitro de esta nueva historia. La mejor noticia para el fútbol será que él pase inadvertido. Después, que gane el mejor. Nadie le devolverá esa final al Canalla. Nadie le sacará el título a Boca. Córdoba fue testigo del choreo del siglo. El Kempes quedó conmovido después de ese partido. Ojalá que el miércoles sea por el juego y no por los fallos arbitrales.