La ingeniosa y millonaria estafa de la que, gracias al montaje de una empresa fantasma, fueron víctimas empresarios rosarinos tenía un planificación meticulosa que llevó tiempo y que dio frutos.
La firma falsa, Dimare SRL, tenía su sede en un galpón ubicado en Presidente Quintana al 2.400, una fachada perfecta para embaucar a las víctimas de esta compleja trama de defradudación.
El cerebro detrás de la maniobra, Jonathan Fabián M., de 30 años, creó una maquinaria de engaño que le permitió alzarse con una fortuna en bienes valuada como mínimo en 30 millones de pesos.
A continuación se detallan las claves detrás de la estafa que conmovió a la ciudad:
-- -Fachada legal: Crearon, inscribieron e hicieron publicar en boletín de la provincia una empresa para la comercialización de una variedad amplia de bienes, desde materiales para la construcción hasta artículos para el hogar
-- Documentación sólida: Con esa documentación fueron a un banco y sacaron una cuenta, un paquete de productos, e hicieron depósitos y extracciones para generar historia de funcionamiento
-- Instalaciones adecuadas: Alquilaron un galón, le pusieron cartelería, ploteado con el nombre y la marca de la firma, folletería pubilcitaria de las atividades de la empresa y generaron una página web
-- Referencias seguras: Ofrecieron referencias comerciales de empresas de reconocida trayectoria, pero dando números de teléfono falsos que ellos mismos respondían ante las eventuales consultas de los interesados
-- Crear confianza: Buscaban clientes, les hacían una compra menor, que pagaban con un cheque que era debidamente efectivizado, y después hacían una operación por un monto mucho mayor que abonaban con un cheque de pago diferido
-- Sacar provecho del tiempo: Aprovecharon el tiempo entre la entrega de los cheques y la fecha de pago para concretar la mayor cantidad de operaciones posibles y así acumular la mayor cantidad de bienes