—Respecto del empresariado asentado en este país, yo no digo que en todos los casos, pero sí
en muchos, puede decirse que es pirata y angurriento. Personas y corporaciones que no tienen la más
mínima contemplación por lo que significa vida en sociedad y solidaridad. Fíjese lo que va a
ocurrir, por ejemplo, en la ciudad de Rosario en unos días más.
—¿Qué cosa?
—Algunos señores de playas de estacionamiento seguramente
aumentarán las mensualidades hasta en un 30 por ciento ¿Por qué? Porque argumentarán que han
aumentado los impuestos, que hay inflación y que bla, bla, bla. Lo más grave del asunto, es que no
hay régimen que limite estos aumentos. Aquí cualquiera aumenta cuando se le canta. Pregunto, por
ejemplo, para el caso de las cocheras mensuales (y tal vez algún abogado me sepa responder), ¿no
hay de hecho un contrato de alquiler? ¿Cómo es posible que el propietario del inmueble reajuste los
valores cuando a él se le ocurra? Y sigo preguntando: ¿los concejales y la Municipalidad qué hacen
al respecto?
—El tema alquiler es un verdadero problema.
—Claro. El que tiene un auto bueno, vaya y pase, pero ¿el que
tiene que alquilar para vivir? ¿O el pequeño comerciante que a duras penas sobrevive y cuando le
llega el momento de renovar el alquiler se encuentra con una barbaridad como monto que no puede
afrontar?
—De hecho muchos comercios han cerrado porque no pueden pagar los
nuevos valores que se fijan.
—Sabe que ocurre Inocencio, que aquí hay varias Argentinas (no ya
dos). Y hay una Argentina que puede, y en consecuencia todos los propietarios, empresarios y
grandes comerciantes apuntan a ella. En el camino van quedando los que no pueden y el Estado brilla
por su ausencia. Y estos que no pueden en algún momento van a explotar.
—Es como usted dice, no hay solidaridad por parte de los grupos
económicos pudientes. No se conforman con una renta de 20, quieren 100. No resignan nada. Pero esto
es histórico, en este país siempre pasó lo mismo.
—El gobierno nacional acaba de cerrar la exportación de
combustibles ante el incipiente desabastecimiento (pergeñado) que se advirtió. Yo estoy en total
acuerdo con esa medida y sostengo que medidas de esa naturaleza hay que extenderlas a otros
sectores de manera de poner un poco de orden. Que el empresariado gane, por supuesto, pero dentro
de márgenes lógicos y razonables para la vida digna que se merecen todos los seres humanos.
—Hace falta un pacto social.
—Pero pacto de verdad y no de ojito como se hizo hasta ahora. Un
pacto en el que también el Estado aporte lo suyo. Y el que rompa el pacto...
—El que rompa el pacto confiscación de bienes y cárcel. Es cortito
el asunto. Pero lo que sucede es que en este país rige la cultura de la “viveza
criolla”, pervive en todos los estratos y así es difícil lograr una Nación ordenada.
Candi II
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