—Antes de reproducir la carta de una joven estudiante, diré que vi ayer por
televisión la pelea brutal entre barrabravas de River Plate y cómo quedó inconsciente, malherido y
rodando por las tribunas uno de los protagonistas. Realmente patético. Y a fuer de ser sinceros, y
aun a riesgo de que se me vuelva a criticar, diré que éstos no pueden ser calificados ya de
barrabravas, son lisa y llanamente "entes" cuyos cerebros mal funcionan como consecuencia de la
droga y la atrofia a la que esta cultura los ha sometido, son verdaderos delincuentes que, además
de generar pánico en las tribunas, tienen la misma conducta en la vida cotidiana y con otras
personas. Lea la carta, Inocencio.
—Querido Candi: hace tiempo que quiero escribirle, pero recién ahora me he
decidido. Me llamo Marisol y tengo 29 años. Trabajo y trato de estudiar la carrera de licenciatura
en letras. Algo bastante difícil en este país para un joven. Lo que me interesa comunicarle es que
hace unos días estoy bastante angustiada por todo lo que estamos viviendo a nivel país, y mis
esperanzas están perdiendo fuerzas. Las ganas de seguir estudiando están en duda, pero mi fe y
esperanza en Dios, por suerte, no. Quisiera si es posible, que me dé algún consejo, alguna palabra
de aliento, porque todo lo que me rodea está tan triste".
—Lo primero que diré es que yo no me las sé todas, pero me atrevo a una
opinión: en los espíritus sensibles y creativos la angustia debe ser usada como fuerza para
elevarse y elevar al otro. Yo no conozco persona brillante que no haya sufrido. Esto no supone
aceptar la tristeza como presencia perenne en la vida del ser, sólo supone "usarla" (y que no nos
use) en tanto dure. Tampoco supone este uso no luchar para alejarla. Diría, para resumir, que debe
entenderse que en el universo toda estructura negativa tiene una partícula positiva con un mensaje
y con el poder de expandirse. En cuanto al estudio, pues confesaré algo: tengo una hija de tu edad
estudiante de psicología, buena persona, que busca trabajo y no encuentra. Lo cierto es que tiene
más dudas y dificultades que vos, porque no sólo que está pasando por la tristeza del desempleo,
sino por la sensación de que en este país el prepararse intelectualmente no sirve de nada. Yo, en
este tema, querida amiguita, soy inflexible: es un atentando contra sí mismo y contra la creación
no avanzar en el conocimiento. Sé muy bien que un sueldo mensual y el tiempo que demanda un trabajo
desgastan el ánimo para el estudio, sé muy bien que la escena cotidiana socava las ganas, y aun
cuando es cierto que en este país los profesionales y estudiosos son rebajados brutalmente, no es
menos cierto que hay que estar preparados para el día en que la desgraciada realidad cambie. Tengo
fe en ese cambio que será protagonizado por jóvenes como ustedes, pues la verdad es que nuestra
generación ha sido buena para nada, buena para dejarles esta calamidad en donde el odio, la
mezquindad y la corrupción campean. Termino este día con las mismas palabras del domingo: "¡Pero,
jardineros, a pesar de todo, no abandonen las rosas en razón de las espinas; no dejen solo a Dios
que sigue corriendo por la savia de la vida!". Marisoles, ¡adelante siempre!