—Repercusiones de las últimas columnas, Inocencio.
Por Candi II
—Repercusiones de las últimas columnas, Inocencio.
—En las que hablamos de cómo nos acostumbramos a las inconductas, en lugar de responsabilizarnos para lograr vivir en un mundo mejor.
—Escribe un lector de nombre Francisco y dice: “Seguí atentamente las tres columnas donde se difundió el pensamiento del doctor Mario Rosen y las de ayer y anteayer, y la verdad que me atrevo a escribirle porque pertenezco a esa generación a la que ustedes aluden. Debo decir que si bien uno no está en contra del progreso y la modernidad, vivíamos antes en un mundo con menos información, pero con mucha más formación”.
—Una buena frase: “Un mundo con menos información, pero con más formación”. A veces los que deben formar están ausentes y en cambio nos llueve información que a veces deforma.
—Sigue diciendo el lector: “Vivíamos en una sociedad donde la mamá estaba presente y no levantaba el teléfono para llamar al delivery, sino que pasaba horas en la cocina para que la familia comiera sano y nutritivo. Una sociedad donde el papá era el que proveía el dinero para satisfacer las necesidades del hogar, y daba el ejemplo cada mañana cuando salía a trabajar. Ahora, lamentablemente, la cultura del trabajo se ha perdido de forma tal, que hay más de una generación que observa como en su familia los planes sociales han suplantado la jornada de trabajo. Esto es realmente penoso. Además, nosotros no asistíamos todos los días a ver por televisión el descalabro que apreciamos hoy en día; y no me refiero a los programas sin contenido, que son los más, sino a escuchar de boca de personas públicas todo tipo de epítetos que no hacen más que fomentar el enfrentamiento y que no brindan ningún ejemplo sano. Por estos días en nuestros oídos han sonado las palabras de la titular de Madres de Plaza de Mayo, la señora Hebe, un personaje que debería mostrar una imagen mesurada y generar un clima de concordia, como hace una madre en el seno de su hogar. Sin embargo, se aparta de ese modelo y se expresa con sed de venganza, con odio, incitando a la violencia. No comparto esa posición. Además cree tener derecho a denigrar a otros a través de la calificación de «turros», y a tomar actitudes que parecen más bien de una persona autoritaria y fachista y no de una mujer que se dice progresista. Para ahondar un poco más en el tema de la educación, escuchamos también a Maradona que expresó que quería revancha y al hablar del nuevo técnico de la selección, en lugar de desearle éxitos, dijo: «La selección no puede estar dirigida por un carnicero». Esto es lamentable. Pienso que fue un buen jugador y hábil con el balón en sus pies, pero Diego no tiene la misma habilidad cuando abre la boca. Esto es lo que observan todos los días los niños de hoy que serán los hombres del futuro. No quiero imaginarme ese futuro sin respeto y sin educación.”
—¿¡Qué vanos a añadir!?