Lo mejor que le está pasando a Central es el nivel ascendente que está mostrando en el juego. A partir de él se está asentando como equipo (como aquel que supo ser), encontró la forma para sumar puntos en mayor proporción y comenzó a dejar atrás el arranque impreciso. Argumentos más que confiables a la hora de avizorar y proyectar el futuro. Porque desde ese convencimiento podrá allanar cualquier camino en pos de afrontar lo que el futuro inmediato le deparará, que no será otra cosa que, en teoría, algo más complejo que lo hasta aquí vivido. Siempre teniendo como parámetros los números, que no siempre son el mejor consejero, pero que muchas veces ayudan a rodear de contexto unas cuantas situaciones. Teniendo en claro que cada partido es una historia aparte, hasta aquí Central enfrentó a cinco equipos y cuatro de ellos no alcanzan a sumar los puntos que hoy tiene el próximo rival, el líder e invicto Estudiantes. Las 13 unidades del Pincha superan holgadamente los 9 que amontonan Defensa y Justicia (3), Vélez (3), Arsenal (2) y Patronato (1).
Una mirada fría, real y si se quiere relativa marca que entre los seis peores equipos del torneo figuran cuatro (excepto Atlético de Rafaela) de los que enfrentó el Canalla. Apenas un indicio. Negativo o positivo de acuerdo al tenor que pretenda darle cada uno y el semblante con el que aborde el análisis (una situación similar le toca vivir a Newell's, de la que Ovación dio cuenta en su edición del 5 de octubre).
Si la mayoría de las voces coinciden en que el arranque no fue el esperado, al menos en cuanto a cosecha de puntos, lo que vendrá impondrá un mayor esfuerzo, concentración y también juego.
Porque a la vuelta de la esquina está nada menos que el puntero Estudiantes, trascartón el clásico y después Huracán (de flojo presente, al menos hasta la asunción de Ricardo Caruso Lombardi), Independiente y Boca. Hoy la sumatoria de puntos de todos esos equipos es prácticamente cuatro veces mayor que la que reúnen los que ya estuvieron frente al equipo de Eduardo Coudet (49 contra 13).
Y en medio de esto hay conjeturas válidas para tirar sobre la mesa, sabiendo que el análisis, que bien podría oficiar como un juego especulativo, se hace de manera previa, sin el guiño y la comodidad de lo que comúnmente se llama "el diario del lunes".
Porque siempre enfrentar al líder genera una adrenalina especial. Lo mismo, o en mayor medida, es lo que ocurre en un clásico. Y como si eso fuera poco, en ese duro trajinar que está por llegar está inmerso también el choque eliminatorio ante Boca por Copa Argentina, un partido especial por los antecedentes inmediatos, que llevaron a la dirigencia canalla a tomar una serie de recaudos especiales.
Presentado de esta forma, la cosa puede sonar a pálida. Abordado desde otro costado se encuentran también elementos que colaboran para que la preparación de esta seguidilla de partidos no genere un dolor de cabeza. Y tiene que ver básicamente con que el equipo evidenció una clara levantada en las últimas presentaciones, sobre todo en el último partido, ante Arsenal. Porque aún en medio de un juego que no colmaba las expectativas, el Canalla supo cosechar siete puntos de los últimos nueve en disputa, con una mejor performance de local que de visitante, lo que implicará afinar la puntería cuando le toque salir del Gigante, algo que a esta altura ya es un tema no menor (ver página 5).
Si el parámetro es el de las primeras fechas, la labor será más compleja. Si cuenta lo producido en el último partido, sin dudas que se está mucho más cerca del ideal y el esfuerzo quizá sea menor. Pero desde donde parta el análisis hay una realidad, fría por cierto: los rivales de mayor envergadura imponen, en la previa, un comportamiento futbolístico de mayor vuelo.