Es la gran revancha. Para Central, sobre todo. Es la hora de dejar de lado todas las especulaciones, el qué dirán, lo dicho. Es todo, o parte de todo en realidad, o nada. También para Central, sobre todo. Un largo año de masticar impotencia por no poder cambiar aquella historia vergonzosa confluyen en una cita casi casi igual. Ante el mismo Boca, en el mismo Mario Alberto Kempes de Córdoba. Porque no es una final, pero se le parece bastante. El equipo de Eduardo Coudet se mira en el espejo de lo que no fue para volver a ser, justo cuando eso mismo está en juego. Todas las connotaciones habidas y por haber tiene esta llave de 4º de final de la Copa Argentina. Tanto, que es la que más importancia le dieron todos por el cupo a la Copa Libertadores. Máxima tensión, entonces. Condimentos de sobra. Una noche estelar para el fútbol argentino. Para Arroyito ni hablar.
Como se dijo, el contexto parece un replay. Ningún promotor de espectáculos lo hubiera ideado mejor, aunque la sensación de revancha le cabe a Central. En todo caso, Boca está envuelto por ella pero su adversario es ante todo un escollo hacia el objetivo de un título que ahora sí busca con urgencia, ya que es la única puerta que puede abrir para disputar en 2017 una copa internacional. Para los auriazules, en cambio, ese sería un premio colateral, porque no hay nada más importante hoy que tener la posibilidad de mitigar en parte aquel dolor por la final perdida de esta misma copa el 4 de noviembre del año pasado. Para luego, sí despejar el camino hacia el sueño de un título posible y necesario.
Y ese postulado se hizo aún más evidente al son de una realidad auriazul que le da más dramatismo que el debido. El comienzo irregular del campeonato, producto de un plantel que no se terminó de armar a tiempo pero que además dejó claro que no pudo reemplazar su fortaleza defensiva, puso piedras en el camino, bajó las expectativas que se habían depositado en el techo más alto y hasta hizo tambalear de golpe un proceso virtuoso luego de la derrota en el clásico de hace diez días. Lesiones importantes como las de Damián Musto o Walter Montoya, una que lo hizo bajar de todo y otra que le permite llegar con lo justo a hoy, minaron aún más el trayecto hacia esta noche esperada por todos los canallas desde hace un año, en el que hasta la continuidad de Coudet parece estar en discusión.
Hace un año casi exacto el contexto auriazul era distinto. Aún cuando cuatro días antes se esfumaba el sueño de pelear hasta la última fecha el campeonato anual, también ante Boca, Central estaba entero, en un nivel futbolístico superlativo y hasta con más hambre de gloria que su rival, que llegaba dulce a esa cita cordobesa y perder esa final no le hubiera hecho mucha mella. Después pasó lo sabido, el gol anulado a Marco Ruben por un offside microscópico de Marcelo Larrondo, el penal mal cobrado de Diego Ceballos por el agarrón de Paulo Ferrari a Gino Peruzzi un metro por lo menos afuera del área y, de yapa, un gol en adicional con otra posición adelantada igual de microscópica de Cristián Chávez, que esta vez sí fue convalidada por el asistente Marcelo Aumente.
Aquel momento canalla invitaba a soñar más que este, pero aquello es pasado y Central puede reescribir la historia en los noventa minutos de esta noche, porque aún tiene resto. Aún anida en su ADN la idea que siempre le transmitió el Chacho, tiene con qué llevarla a cabo, debe sí dar un salto ya donde más se notó su bajón para contagiar seguridades al resto y hasta, se sabe, su incorporación más rutilante, Teófilo Gutiérrez, puede al fin encenderse juegue lo que le toque jugar, porque está hecho a la medida de estos partidos clase A.
El momento titubeante, las bolillas polémicas, la herida que cumple su aniversario, todo eso debe quedar atrás para Central. Que al fin y al cabo, por obra de este cuerpo técnico y estos jugadores, vuelve a estar como desde hace casi dos años en boca de todos, compitiendo en el primer plano y de nuevo subiendo por la escalera hacia un cielo posible.
Popular Willington
La popular Willington y la platea Ardiles serán los lugares que ocuparán los hinchas de Central. Los de Boca, en la platea Gasparini y la popular Artime.
Ingreso con DNI
El operativo de seguridad estará a cargo de 900 policías y se aplicará el plan "Tribuna Segura", por lo que quienes asistan al estadio deberán llevar el DNI.