Central aprobó el examen. Sólo eso. Desde lo deportivo cumplió con lo que estaba estipulado en el bolillero copero. Desde lo futbolístico evidenció que los trabajos físicos de pretemporada florecieron de manera natural en gran parte de los actores principales. No obstante, el equipo auriazul despachó con lo justo al humilde y aguerrido Villa Mitre y ahora espera a Atlético de Rafaela por los 16avos de final. En esta ciudad de Junín, la misma en la que el año pasado también acuñó el primer triunfo de la Copa Argentina que lo encaminó para arribar por segunda temporada seguida a la final, esa en la que quedó con la ñata contra el vidrio. Y pese a la felicidad lógica que genera toda conquista, más allá de ser por la mínima diferencia, quedó reflejado que a la nueva versión auriazul le faltan algunas piezas importantes para ser de alta gama como pretenden en Arroyito.
Ganó en el juego de las diferencias. Pero no en todos los sentidos. Los canallas hicieron añicos la ilusión de los pasionales bahienses de un plumazo. Pero antes pasaron algunos sofocones. El margen entre lo que mostraron unos y ofrecieron otros no fue amplio como se presagiaba. Central llegó portando su historia en este certamen. Su peso, si se quiere. Sólo eso. Le tiró la chapa encima a Villa Mitre sin tener el plantel armado como realmente anhela Coudet. Sin embargo, con lo que tiene a mano en la actualidad le alcanzó con lo justo para pasar a la siguiente ronda y espera con otro semblante a Rafaela.
Mientras tanto, avanza. Sea en la configuración de los trabajos de pretemporada como en la puesta a punto desde lo futbolístico. También en las gestiones en pos de sumar más gente al diezmado grupo de profesionales que se vienen moviendo de menos a más en el country de Arroyo Seco. Llegaron algunos soldados como Marco Torsiglieri, Hernán Menosse y Mauricio Martínez. Retendrán casi seguro a Damián Musto. Acordaron para que Gio Lo Celso recién se sume a PSG en enero próximo. También se quedaron Salazar y Montoya, acaso dos de los jugadores más solicitados del club en las últimas semanas.
No obstante, es cierto que se fueron dos grandes piezas como el defensor Donatti y el atacante Larrondo. Y cómo se fueron. Una salida prácticamente traumática para todos. Ese no será jamás un dato menor. Menos en la actualidad, ya que aún hay cierta nostalgia y hasta malestar puertas hacia adentro por la pérdida de esos dos baluartes para el esquema táctico y posterior funcionamiento del equipo.
Claro que tampoco hay tiempo para seguir lamentando. La dirigencia debe ser resolutiva. Práctica para buscar la manera de encontrar los apellidos que le faltan entregarle al Chacho para conformar un plantel que pueda estar a la altura de lo que será el nuevo formato de la Superliga. El triunfo de ayer ante Villa Mitre suma. Esencialmente desde lo anímico.
Pero la puesta en escena mostró debilidades en determinados momentos. Central arrancó bien. Luego se quedó, tal vez por culpa de los trabajos de pretemporada porque hasta el momento el plantel viene haciendo eje en lo físico. Y más tarde se recuperó. Ahí terminó marcando la diferencia. Una que no fue tan notoria a la hora del balance.
Sobre todo porque el rival era el Villero, que juega en el Federal A y no tiene nombres de peso como el canalla. Puede sonar antipática esta comparación pero es real. Tanto como que los auriazules volvieron a ganar y a sentar las bases en este territorio. Como el año pasado. Y en pos de volver a llegar a ser finalistas. Y deseando, claro, que la tercera sea la vencida.