Al parecer, en Rosario la única solución para bajar la alta tasa de criminalidad es que vengan los gendarmes. ¿Y cuándo se vayan? Se estará repitiendo la misma receta de 2014. ¿Acaso no se les ocurre otra idea a los políticos santafesinos? Cuando se retiren los gendarmes (si es que no se quedan a vivir eternamente en Rosario), los móviles de la policía seguirán sin combustible, la droga volverá a venderse en las calles, los ladrones seguirán con el sistema de la puerta giratoria, volveremos a tener un promedio de un asesinato diario, los asesinos volverán a correr libres sin ser buscados, los tribunales seguirán desbordados, los autos recibirán piedrazos en los parabrisas al ingresar a la ciudad, las entraderas y salideras volverán a ser rutinarias. Todo seguirá como antes. Y se puede inferir que todos los vecinos volveremos a realizar marchas multitudinarias pidiendo más seguridad. Es triste decirlo, pero la historia, como el ajo, volverá a repetirse.